Por Elena Sánchez Miranda – IES Prado de Santo Domingo
Desde pequeño, su pasión por el Rayo Vallecano ha formado parte de su vida. En esta entrevista, un abonado nos cuenta cómo heredó su amor por el equipo, qué significa para él ser parte de la afición y cómo ha vivido momentos inolvidables en el Estadio de Vallecas. Nos transmite los valores del Rayo y la importancia que tiene para la gente del barrio.
Pregunta: ¿Cómo llegaste a ser aficionado del Rayo?
Respuesta: Pues desde bien pequeño mi padre me llevaba a ver fútbol al estadio y así fui del Rayo Vallecano desde ‘chiquitito’.
P: ¿Por qué te hiciste aficionado del Rayo?
R: No me dice, nací con ello, desde ‘pequeñito’ yo creo, por un sentimiento y por lo que transmite el Rayo a Vallecas y Vallecas al Rayo.
P: ¿Qué más te gusta del equipo?
R: Pues los valores que transmite y que nos da a la gente de barrio. La forma de jugar es muy bonita, nos da ilusión y eso es muy importante.
P: ¿Cuántos años llevas siendo abonado del Rayo?
R: Pues ahora mismo no me acuerdo, pero 10 mínimo, porque lo dejé una vez y luego me volví a hacer socio hasta ahora.
P: ¿En qué zonas estuviste siendo socio, y cuál estás ahora?
R: He estado en la tribuna lateral alta en la zona de la Avenida de la Albufera, después pasé a la lateral baja en la zona de Arroyo del Olivar y ahora en la lateral baja de la Avenida de la Albufera, en primera y segunda fila, a la izquierda del medio del campo, donde también estoy con muchos amigos.
P: ¿Qué número de abonado eres en la actualidad?
R: El 4302, pero he pasado por muchos números.
P: ¿Cómo es que sabes todos los cánticos de los bukaneros?
R: Porque llevo yendo al campo mucho tiempo y al final todo se pega y te acabas aprendiendo todos los cánticos. Algunos me faltan seguro, pero la mayoría sí que me los sé.
P: ¿Alguna anécdota que puedas contar?
R: Tengo muchas, desde ‘pequeñito’ hasta día de hoy, más mayor. De pequeñito me acuerdo cuando subió el Rayo a Segunda División que nos tiraban la ropa por los vestuarios. También, cuando era pequeño, estábamos en la grada del fondo y me volteaban los bukaneros cuando metía gol el Rayo. Me subían como si fuera una pelota, para arriba, para abajo, para todos los lados. Fue muy bonito.