EDITORIAL.
Ante las situaciones extremas a las que nos llevan las cúpulas de los partidos políticos, solamente nos queda poner en valor la respuesta de la gente sencilla, valiente, organizada de manera noviolenta. Aquellas son una muestra más de los coletazos de animal herido de un sistema de cartón piedra que se está cayendo a pedazos, y esto otro es el ejemplo del construir desde el corazón y con quien uno tiene al lado.
La situación de Cataluña es un clarísimo ejemplo de “situación extrema” aquí en España, como otras muchas a las que se está llegando en tantos lugares del mundo. Una conclusión clara que podemos sacar del tema de Cataluña es hasta dónde se puede “estirar” esta democracia “formal”. Es un ejemplo claro de lo poco que puede dar ya de sí la “dialéctica de las mayorías parlamentarias”, cuando éstas se estiran, se estiran y se estiran. Con este capítulo queda demostrado que la actual “democracia formal” es ya una herramienta que está pasando a la historia.
De otro lado está el ejemplo de la respuesta organizada y noviolenta de miles y miles de catalanes en el referéndum del 1 de octubre y en las fechas previas. De cara a las próximas elecciones del 21 de diciembre, de nuevo se pondrá en evidencia la importancia que están teniendo los recientes nuevos partidos y coaliciones municipales de estos últimos años. ¿Qué conclusión podemos sacar de toda esta situación que nos sigue “tomando” y ocupando desde hace ya unas largas semanas? ¿Qué conclusión podemos sacar nosotros, vecinos de barrios humildes como otros muchos? Será de interés hacer un esfuerzo de reflexión y aventurarse a sacar conclusiones.
La dialéctica divide, los bandos dividen, todo esto es producto de un sistema que por encima de todo es violento en sus raíces y que cada vez se muestra con mayor monstruosidad y en sus múltiples facetas (violencia de género, violencia generacional, explotación, guerras, inmigración forzosa, desplazados…).
Todo lo que las cúpulas de los partidos políticos piensan, todo lo que tocan, etc., lleva la señal de la violencia e ineludiblemente va en la dirección de llevarnos a “situaciones extremas”. Todo lo que la gente sencilla hace con y para la gente sencilla lleva la señal de la noviolencia. Es momento de mostrar sin ningún pudor, sin ningún rubor, que aquí estamos la gente de abajo, la gente sencilla que desde la noviolencia cotidiana y organizada en los barrios, en los centros de estudio, en los lugares de trabajo, etc., estamos construyendo un nuevo tejido social, mientras otros que no saben o no quieren, irresponsablemente nos llevan a “situaciones extremas”.
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