Tenemos una buena ocasión en este número de febrero de hacer evidente la contraposición de dos claras realidades. Una en la sanidad y la otra en la educación.
Y damos cuenta de ellas desde dos perspectivas bien diferentes:
La una (sanidad): desde la administración, desde el gobierno del PP. Criticable. Como para ponerse a tiritar.
La otra (educación): desde los profesionales que están “al pie de cañón”, desde una sensibilidad humanista (poner en el centro al niño/a). Ejemplarizante. Intenso fue testimonio al que pudimos asistir, de la mano de Mar Romera, en el C.C. El Pozo.
Sobre sanidad hablamos en la página 3. En relación a dos temas muy concretos y con un denominador común: la reducción de profesionales en la atención a los usuarios. Por un lado, la Comunidad de Madrid amenaza con cerrar a las 18.30 h. la Atención Primaria en los centros de salud públicos y para ello ha puesto en marcha experiencias piloto, una de ellas en Vallecas. Y por si esta medida fuera poco, otro de nuestros centros de salud se queda con tan solo dos pediatras.
Para aliviar un poco el mal sabor de boca que nos deja esta noticia, en la página 13 hablamos sobre educación, aprovechando la presentación pública del libro “La escuela que quiero”, de Mar Romera, en el Centro Cultural El Pozo. Una oportunidad para poner en valor el trabajo que vienen llevando a cabo, día tras día, cada vez más profesionales que se esfuerzan por que la educación se ponga al servicio de los niños/as.
La autora del libro hizo mucho hincapié en fijar el centro en una misma y en la relación que establece con esa gran construcción que es la enseñanza.
Los profesionales de la educación (maestros y profesores) tienen por delante esa difícil tarea: buscar permanentemente las mejores respuestas a esta pregunta «¿cuál es la escuela que quiero?»
Hoy, donde todo cada día es más “cambiante”, donde las referencias externas ya no tienen solidez, se hace imprescindible mirar dentro de cada uno y buscar respuestas propias. No es fácil responderlas. Es de valientes hacérselas. Pero es la única posibilidad; pues cada vez es más evidente la extrema necesidad de una educación que esté a la altura del momento que estamos viviendo.
¡Qué diametral diferencia entre lo que nos llega desde la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y lo que nos llega desde el trabajo de base de los profesionales en el mundo de la educación!