Vallecas se convierte en una fiesta antidesahucios

Llerena no se vende

Ante la incertidumbre de un juicio inminente contra la SAREB, los vecinos del bloque de Llerena 22 se movilizan para exigir que se respete el derecho a un techo digno.

MIGUEL GÓMEZ

En enero de 2012, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca decidió entrar en un edificio propiedad de la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), popularmente conocida como el “banco malo”. Este apodo procede de su propio objetivo: organizar los activos que afeaban los balances de las entidades financieras. El inmueble, situado en la calle Sierra de Llerena número 22, es actualmente el domicilio de 14 familias que aguardan con nervios el inminente señalamiento de un juicio que amenaza con complicar su futuro.

Hay once bloques similares en Madrid, y cuatro están en Vallecas. Por el de Sierra Llerena han pasado, en diferentes momentos, un total de doscientas personas. Su objetivo no es quedarse allí, sino que se contemple su derecho a una vivienda digna, suficiente y que no ponga en riesgo su arraigo. Reclaman que se estudie cada situación, y que la SAREB no actúe como si acabara de darse cuenta. Y es que, además de la Junta municipal, han mediado en el conflicto dos empresas de mediación (financiadas por el banco malo) que disponen de toda la documentación solicitada a los residentes: historiales médicos, clínicos, vida laboral, ayudas sociales…

En todo caso, y a la espera del proceso judicial, los vecinos están de campaña. El sábado 17 de noviembre, junto a otros colectivos y asociaciones del barrio, realizaron un pasacalles al que no le faltó nada: conciertos, performances, bailes, malabares, charangas, batukadas y pintacaras y globoflexia para los más pequeños. Todo para visibilizar la alarmante situación en la que quedarían las familias si se produce el desahucio. A la generalizada situación de emergencia residencial hay que añadir una dificultad: la mayoría son dependientes. Cinco menores, personas con problemas mentales o de salud e, incluso, mayores con más de setenta años.

Por eso esa acción no ha sido la primera ni será la última. El lema sigue siendo muy sencillo: ni gente sin casas, ni casas sin gente. 

Llerena se queda. Foto: Lotta Meri Pirita Tenhunen / PAH Vallekas

Fotos: Lotta Meri Pirita Tenhunen / PAH Vallekas

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