El 22 de diciembre de 1950, el hasta entonces municipio independiente de Vallecas fue anexionado al municipio de Madrid, no sin la oposición de muchos vecinos quienes veían en esta incorporación la desidia que caería sobre su barrio al formar parte de la gran urbe en la que se estaba convirtiendo la capital. Con los años, esta decisión fue beneficiosa para ambas partes.
Por ese entonces la línea 1 de metro sólo llegaba hasta el Puente de Vallecas, por la radio se escuchaba “El emigrante” de Juanito Valderrama o “Angelitos negros” de Antonio Machín. La cartilla de racionamiento alcanzaba para poco, el trolebús unía al Puente con el llamado Pueblo de Vallecas. Se podían degustar tapas de caracoles en distintos establecimientos, así como pajaritos fritos o cangrejos de río Pero el popularmente conocido como Valle del Kas (según se dice porque antiguamente estas tierras le pertenecían a un musulmán llamado Kas) no fue un distrito más que se anexionó a Madrid en aquella época (también se unieron a la capital El Pardo, Fuencarral y Vicálvaro), sino que llegó con todo un cúmulo de historias y personajes reconocidos como el torero Agustín García Malla «Mallita» (1885), quien destacó en las plazas madrileñas y cuyos restos descansan en el cementerio de Villa de Vallecas.
El primer alcalde democrático de Vallecas, Amós Acero, también nació en estas tierras en 1893. Al igual que Ángel Sampedro Montero «Angelillo», famoso cantaor, quien tiene una calle en el distrito que lo recuerda. El pintor Francisco San José popularizó lo que se conoce como la Escuela de Vallecas. Pero el distrito también era conocido por los exquisitos panes que salían de aquí para alimentar a Madrid. Esto gracias a los franceses que se establecieron en esta zona y que combinaron sus recetas con las que se practicaban aquí.
El Rayo Vallecano aportó ese fútbol callejero que años después jugadores emblemáticos como Potele supieron dejar en alto. Durante la Guerra Civil Vallecas sufre importantes destrozos, sobre todo en la zona de Entrevías que prácticamente queda arrasada. Tras la tragedia en los años cuarenta empieza la reconstrucción y la llegada de los emigrantes de diversas zonas de España, especialmente andaluces y extremeños, que años más tarde formarían la gran oleada chabolista de los años 50 y 60.
Con la anexión a Madrid todo el protagonismo pasa al Puente de Vallecas, donde se centra la inversión y se establece la Junta Municipal, dejando de lado a la Villa. Con esto el llamado pueblo pierde muchas señas de identidad como sus festejos de antaño y también su edificio municipal que es demolido a tempranas horas de la mañana para evitar el reclamo de los vecinos.
La leyenda negra
Con la llegada masiva de emigrantes y los asentamientos de chabolas, que se hacían por las noches para evitar la presencia policial, nace también la leyenda negra de Vallecas. Muchos miran al nuevo distrito como un lugar peligroso. Parte de esa leyenda se debe a la picaresca que aflora en el barrio, como aquellos timadores que no dudaban en hacerse pasar por inspectores municipales para cobrar sobornos. Sin embargo Vallecas siempre ha sido un barrio sinónimo de solidaridad que se demostraba en lo rápido que se levantaban las chabolas tras haber sido derribadas por la policía.
Prácticamente en una noche la familia, gracias a la colaboración de los vecinos, tenía levantada su nueva morada. A partir de los años sesenta las casas bajas fueron derruidas para construir pisos en zonas más urbanizadas, con lo que las constructoras comienzan su negocio especulador, sin embargo una vivienda en Vallecas era más barata que en el resto de la ciudad y su ubicación, a pocos minutos del centro, la convertían en el lugar idóneo para los trabajadores. Más aún cuando el 2 de julio de 1962 se prolongó el metro hasta Portazgo.
A partir de la década de los setenta, con la reivindicación ciudadana que pedía sobre todo mejores condiciones de vida para Vallecas, el barrio entra en una etapa única y de allí surge su famoso coraje y rebeldía para hacer frente a las administraciones. En 1987 Vallecas se separa y se convierte en lo que es en la actualidad. Vallecas Villa queda como nuevo distrito con los barrios Casco histórico y Santa Eugenia. (Juan Carlos Saire Arenas)
que bien que alegria no?
ojala nos hubieramos quedado como ayuntamiento propio, mejor nos iria, al menos nos seriamos el C*** de Madrid
vallecas es la esencia de un pueblo trabajador ,y de ciudadanos que an luchado para tener un lugar donde vivir dijnamente.gracias a nuestros atepasados presentes i futuros vallecanos,soi vallecana asta la muerte ,y aunque vivo lejos de ella siempre la llevo en mi corazon i mi mente.
vallecas son gente curante y no mala gente, y yo lo se, porque he vivido alli hasta los 16 años, qu me tuve que ir a tomartin, este barrio si que son mala gente no vallecas, aumque tenga la fama, ya que yo de muy pequeña por la circunstancia de la vida, yo hacia la vida en la calle, y nadie se me tia con los niños, ni como ahora que desapareze los crios yo en mi infancia no lo vi ni se comentaba que al niño habia desaparezido, yo recuerdo estos años con mucho cariño, ya que estaba todos los dias en la calle, con mis amigos jugado al teatro a la comba ect. los vecinos nos ayudamos entre todo no como ahora que no se sabe quien vive a tu lado. o sea que eramos una familia, yo me acuerdo que cuando me llevo mi madre a vivir alli, no teniamos ni colegios, ni iglesia, ni colegios, lo unico que habia era unas monjitas que queria hacer obra de caridad y nos enseñaba, yo porque mi madre quiso trabajar yo me quedaba con esta monjas, y me mandaba acer recado con 6 o 7 años, decia que fuera a la casa de algun vecino que tenia agua . para que trajera agua, ya que en la casa donde estaba las monjas era una casa baja, no habia agua, o sea que el alto de arenal era como si fuera la favera de extranjero, por eso ahora me alegro que el alto arenal haya subido y tengamos iglesia, una guarderia, y colegio donde yo estudie estupendo que se llama santo domingo, colegio publico