Por Juan Rodríguez
Un empate que deja contentos a todos, dirían los crónicas de antaño. Y, si quisiera ponerme original, intentaría armar un discurso más complejo y menos tópico sobre los méritos de unos y otros: la influencia del desgaste copero de ambos conjuntos en el desarrollo del partido, las alternativas en el juego… Pero lo cierto es que hay titulares que perviven en el tiempo porque funcionan, porque retratan a las mil maravillas lo acontecido sobre el verde, porque, en definitiva, te cuentan de un brochazo 90 minutos… Así que, sí, un empate que deja contentos a todos.
Mencionábamos antes el desgaste en las piernas de los jugadores tanto de Rayo como de Osasuna, y es que ambos equipos lo notaron. Más los rojillos, claro, que para eso ganaron su ronda y siguen vivos en “la competición del K.O.” (¿cuándo dejará de soltar tópicos este tipo?). Pero que el duelo estuvo marcado por los vibrantes duelos coperos fue especialmente notable en la segunda parte, cuando locales y visitantes se quedaron secos después de ofrecer un partido en el que fueron claramente con el freno de mano echado. Es cierto que Osasuna empezó un poco acogotando al Rayo, pero este se revolvió para adelantarse en el marcador con un golazo de vaselina de Camello a sensacional pase en largo de Ratiu. No sabría deciros si fue mejor el pase o la definición. Empate a virguerías.
Osasuna intentó remar río arriba, pero cuando andas cansado hasta bajar a tirar la basura es como escalar el Everest, así que su esfuerzo quedó en más ganas que otra cosa, porque el Rayo se metió cómodamente el 0-1 en el bolsillo y se lo llevó al descanso para refrescarse un poquito.
Los locales salieron con ganas de comerse el mundo y su empate en el minuto 60 es algo así como una tromba de agua en forma de jugada de ataque: combinación larga de Osasuna que le llega a Rubén García en la derecha, pase medido a la frontal del área y cabezazo de Raúl García (De Haro, no el otro) que atravesó la línea de meta del Rayo y el recuerdo de tantos y tantos goles conseguidos por puro derribo en El Sadar.
Pese a que ambos equipos se fueron arriba con todo lo que tenían en busca del gol de la victoria, todos se fueron tranquilos a casa tras no conseguirlo. Y es que hay días en los que un reparto de puntos deja a todos contentos.
El próximo partido del Rayo es el domingo 26 de enero en casa contra el Girona a las 14 horas.
El ranking:
El héroe del partido: De Frutos. Es cierto que no completó su mejor partido, puede que ni siquiera fuera el mejor del Rayo (no ya del partido) y también es verdad que no marcó uno de esos goles con los que nos está deleitando últimamente, pero tuvo rafagazos de técnica individual que me dejaron perplejo, absorto y convertido en un ferviente creyente de la religión ‘Frutista’. ¡Que no se apague tu llama!
El villano: Los que hacen el calendario. Ya sé que apenas quedan huecos libres, pero este partido, tras los encuentros en Copa de ambos conjuntos, podría haberse disputado un poco más tarde.
El datito: Tras no pasar del empate en casa contra el Rayo, son ya 8 las jornadas que lleva sin ganar Osasuna
La pregunta: ¿Se hubiera caído el estadio si en el minuto 67 llega a entrar ese ‘pepino’ que tiró Isi desde el centro del campo y que acabó estrellándose en el larguero de la portería rojilla?
Declaraciones:
Íñigo Pérez: «El partido tuvo una parte para cada equipo. El punto es justo y me deja satisfecho».