Por Isabel Rangel, enfermera Centro de Salud José María Llanos
El pasado 10 de octubre fue el Día Mundial de la Salud Mental. Fue un día para reivindicar y para reclamar un sistema de salud que incluya una red de salud mental potente y efectiva, de la que carecemos a día de hoy.
Quería escribir sobre uno de esos diagnósticos de salud mental: los trastornos de la conducta alimentaria. Y es que hace no mucho, cotilleando por las redes sociales, vi una imagen que me dejó impactada y que me preocupó a partes iguales: la vuelta de la moda “heroin chic”, esa moda de los años 90 caracterizada por esas mujeres de piel pálida, ojeras marcadas y extrema delgadez.
Los cánones de belleza han sido, son y serán una imposición imposible de alcanzar para la práctica totalidad de la población. Nos marcan cómo deben ser nuestros cuerpos, y cómo debemos ajustarlos al canon del momento: ahora delgados, que no se toquen nuestros muslos; después con curvas, muchas curvas (pero solo en sitios estratégicos, eso sí); y ahora otra vez delgados. Los cánones de belleza cambian como si de una moda se tratase: ahora ya no se llevan los pantalones estrechos, ahora se llevan anchos, de campana… Cambian como si pudiésemos cambiar de cuerpo igual que cambiamos de pantalones, pero eso no se puede hacer, ¿o sí?.
Y es que esta imagen que vi en cierta red social era de una persona famosa, muy famosa, con mucha influencia en las redes sociales, ‘influencer’, como se llama ahora. Pues bien, esa persona había reamoldado su cuerpo a la nueva moda. Los implantes y cirugías estéticas que se había realizado siguiendo la moda ‘curvy’ de hace unos años habían desparecido, y lucía un ‘look’ sin tantas curvas, mucho más delgado.
El problema reside en que ese acto no se queda ahí, aislado y limitado en esa persona. El problema es que esa imagen llega a millones de jóvenes que aspiran a tener ese cuerpo, porque son bombardeados diariamente con miles de imágenes que se ajustan a ese nuevo canon. Un canon que no se ajusta a la imagen que posteriormente devuelve el espejo, y que nunca devolverá. Y ahí es cuando empiezan los problemas, las obsesiones. Los trastornos de la conducta alimentaria tienen múltiples etiologías y diversos factores de riesgo, sí, pero los cánones de belleza y la presión social que llevan detrás influyen, y mucho.
Al dictado de las redes sociales
Y en el mundo actual en el que vivimos, embebidos en las redes sociales, no podemos ignorar esto como si fuera una moda más o algo ajeno nosotros. Como promotoras de salud tenemos que permanecer alerta y tenemos que saber qué está pasando a nuestro alrededor.
Como enfermeras y médicas de familia vemos, guiamos y acompañamos a nuestra población desde que nacen hasta el final de sus días. Lidiar con la salud mental es difícil y en ocasiones carecemos de los medios adecuados para hacerlo como quisiéramos, pero estamos ahí dispuestas a ayudar y acompañar.
Porque en la moda no todo vale, y jugar con nuestro cuerpo no es moda.
Los cánones de belleza cambian como si de una moda se tratase y afectan a la salud mental