Por Lara González, enfermera familiar y comunitaria, Irene Valdés y Lucía Mateos, residentes de medicina familiar y comunitaria CS José María Llanos y Concha Párraga, enfermera de familia CS Campo de la Paloma
En nuestra vida cotidiana, cuando acudimos al centro de salud, muchas veces lo hacemos con una preocupación puntual. Hay un aspecto clave en la atención que suele pasar desapercibido, pero que tiene un impacto directo en nuestra salud: la longitudinalidad.
Este término hace referencia a la continuidad de la relación entre un paciente y sus profesionales a lo largo del tiempo. Es decir, no se trata solo de recibir atención sanitaria de manera puntual cuando la necesitamos, sino de contar con un profesional que nos conozca, que entienda nuestro historial y pueda anticiparse a posibles problemas de salud.
La inestabilidad laboral está provocando que cada vez que acudimos al centro de salud nos atienda un profesional sanitario diferente. Si bien los sistemas informáticos facilitan la recogida de los datos de los pacientes en cada visita, las historias clínicas electrónicas son incapaces de sustituir el conocimiento cercano de nuestros referentes en atención primaria.
Cuando es la misma persona la que nos atiende a través del tiempo, se genera un vínculo de confianza entre ambas partes. El paciente, por un lado, se siente más cómodo para expresar lo que le sucede y comentar circunstancias personales claves para comprender los procesos que vive, y, a su vez, el profesional podrá plantear y manejar mejor cada situación. Además, este seguimiento constante permite detectar a tiempo signos tempranos de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión o incluso el cáncer.
Múltiples estudios argumentan que la continuidad con un mismo profesional favorece la prevención de enfermedades, evita la polimedicación en ancianos, reduce las visitas a urgencias y las hospitalizaciones, e incluso disminuye la mortalidad. Es decir, tu esperanza de vida será probablemente mayor si puedes permanecer con la misma médica o enfermera a lo largo del tiempo.
Un ejemplo sobre longitudinalidad
Pedro acude al centro de salud para revisar su tensión arterial, como hace con su médica de siempre, Marta. Sin embargo, hoy está su sustituto Luis. Luis revisa su historial, y observa que tiene la tensión más alta. Siguiendo el protocolo, le recomienda ajustar la dieta y le prescribe un nuevo medicamento.
Preocupado, Pedro regresa al día siguiente: “Ayer el doctor que me atendió me dijo que mi tensión está peor y que debo tomar otra pastilla”.
Marta lo observa y le pregunta: “Pedro, ¿no habrás vuelto de visita a casa de tu hermano?”
“Sí, ¿cómo lo sabes?”, responde. “Cada vez que vas, te pasas la semana comiendo embutidos y aceitunas. Ya te pasó lo mismo el año pasado. Además, cuando te bajamos demasiado la tensión comienzas con mareos, y sabes que es importante evitar caídas”, apunta la doctora. Pedro suspira aliviado y acuerda con Marta tomarse la tensión durante unos días tras venir del pueblo para valorar si es necesario o no su cambio de tratamiento.
Luis ha realizado bien su trabajo, pero no tenía los datos personales de Pedro y eso le ha hecho ceñirse a protocolo, mientras Marta tenía otro dato más, que era todo el área personal. Generalmente, se necesitan unos dos años para que los pacientes y el profesional sanitario del centro de salud se conozcan lo suficientemente bien como para poder dar una atención óptima. No hay que olvidar que la atención primaria es el escalón más eficiente de la sanidad, pues permite resolver entre el 85 y el 90% de las consultas con un mínimo consumo de recursos.
Invertir en atención primaria resulta extremadamente rentable para el sistema sanitario, y debe ser una prioridad. Es esencial que la población valore y defienda la importancia de tener profesionales de referencia, entendiendo que esta relación puede determinar tener una vida más sana y prevenir problemas de salud que podrían evitarse con facilidad.
En un mundo donde la inmediatez parece imponerse, la longitudinalidad en la atención primaria nos recuerda que, cuando se trata de salud, lo importante no es solo ser atendido, sino ser conocido y acompañado a lo largo del tiempo.