Por Torresrubí
La actividad en el mercado de la vivienda en España continúa creciendo con fuerza en estos primeros meses de 2025. Según los últimos datos oficiales, en febrero se contabilizaron cerca de 59.700 compraventas de viviendas, lo que supone un aumento del 13,9% respecto al año anterior. Todo apunta a que la tendencia al alza se mantiene también en marzo y abril, impulsada por mejores condiciones de financiación y una mayor confianza en la economía.
La bajada de los tipos de interés está facilitando el acceso al crédito hipotecario, lo que anima tanto a compradores nacionales como a inversores extranjeros. De hecho, las operaciones protagonizadas por ciudadanos de otros países siguen aumentando y representan un porcentaje significativo del total de transacciones.
Los precios de la vivienda también siguen su trayectoria ascendente. En marzo de 2025, el precio medio del metro cuadrado superó los 2.300 euros, un 11% más que en el mismo mes del año anterior. Regiones como Baleares, Málaga o Madrid destacan por registrar los incrementos más acusados, debido a su alta demanda y a la limitada disponibilidad de suelo.
Dentro de este contexto, el papel de las agencias inmobiliarias ha cobrado aún más importancia. Cada vez más compradores y vendedores optan por realizar sus operaciones a través de profesionales del sector, buscando asesoramiento personalizado, mayor seguridad jurídica y una gestión ágil del proceso. El crecimiento de las operaciones intermediadas por inmobiliarias refleja la necesidad de confianza y transparencia en un mercado más competitivo.
Sin embargo, los expertos advierten de que el mercado debe afrontar retos estructurales importantes, como la escasez de vivienda nueva asequible y la falta de suelo urbanizable en las principales ciudades. La construcción de nuevas viviendas y el fomento de proyectos de rehabilitación serán clave para garantizar que esta recuperación sea sostenible a largo plazo.
El sector inmobiliario avanza con paso firme en 2025, pero su crecimiento futuro dependerá de un equilibrio entre oferta, demanda y políticas que favorezcan el acceso a la vivienda.