Escribe: Roberto Blanco Tomás.
La presión barrial y la nutrida asistencia a los domicilios los días de lanzamiento, determinantes en este esperanzador resultado.
Durante el mes pasado han continuado los intentos por parte de las entidades bancarias de dejar sin hogar a vecinos de este barrio. Con la agudización de la crisis, cada vez más virulenta para el “ciudadano de a pie”, el número de intentos de desahucio crece como la espuma. Pero, al mismo tiempo, crece también la solidaridad entre los vecinos. Un buen ejemplo lo hemos podido ver el mes de abril, cuando el apoyo vecinal ha frenado los cinco desahucios previstos en Vallecas.
El primero de ellos era el de Oumar, el 16 de abril. Oumar compró su vivienda, donde viven con él su esposa embarazada y su hija de dos años, con el préstamo que les concedió Banesto por 238.000 €. El drama comenzó al perder su empleo y no poder afrontar las cuotas de más de 1.200 €. El banco le reclamó entonces 357.000 €, y estaba dispuesto a poner a los tres de patitas en la calle sin ningún miramiento.
Finalmente, y gracias a las movilizaciones vecinales, el desahucio ha sido aplazado hasta el 11 de mayo. Se abre pues un plazo de poco menos de un mes para negociar con la entidad una solución razonable, algo posible puesto que Oumar está trabajando y podría asumir un alquiler social.
El siguiente desahucio, el de Willy y su familia el mismo día 16, era un caso especialmente dramático, pues en la casa conviven ancianos, tres menores de edad y una mujer que días antes había dado a luz a un bebé. Afortunadamente, y de nuevo gracias a la presión ciudadana, se consiguió un aplazamiento para finales de mayo. Al cierre de esta edición se encontraban pendientes de negociar con el banco (Citibank) para encontrar una salida, que se entiende posible, ya que al convivir muchas personas en la casa podrían asumir entre todas un alquiler social.
El tercer desahucio previsto para el día 16 era el de Edwin, que sobrepasa con creces el cariz trágico habitual en estos casos. Cuando él y su esposa contrataron con BBVA un préstamo hipotecario por 250.000 €, nada les hacía pensar que 3 años después, al perder sus empleos, no podrían hacer frente a unas cuotas de más de 1.400 €. Esto desencadenó una quiebra en el matrimonio: su mujer le abandonó y se llevó a los niños consigo. Ahora Edwin se encuentra solo, sin papeles (aún no se los han concedido), no tiene trabajo y sobrevive con lo que le envía su familia desde Ecuador.
Es consciente de que perder su casa supone perder toda esperanza de arreglar su futuro y el de su familia. Éste es, sin duda, el caso más complicado de los cinco, pero —tras conseguirse el aplazamiento hasta el 24 de mayo— se está negociando con la entidad para encontrar alguna solución.
En la noche del 17 de abril nos llegaba la feliz noticia del aplazamiento del desahucio de la familia de Roberto, previsto para el día siguiente. Bankia pretendía dejarle sin casa y reclamarle 275.000 € de deuda (más de lo que costaba su hipoteca inicial), y su desalojo ya había sido aplazado el pasado 7 de marzo. Ahora, gracias a la presión de los vecinos de Vallecas, se ha conseguido un nuevo aplazamiento hasta el final del curso escolar y el propio banco ha presentado un escrito solicitando la suspensión. Todo apunta a que en este caso se va a llegar a un acuerdo, aunque los términos están aún por confirmar.
Finalmente, el 18 de abril estaba también previsto el desahucio de Luzmila López Freire, caso algo más complejo, ya que se está investigando en el Juzgado de Instrucción nº 42 de Madrid por un presunto delito de estafa por parte de CHI, que bajo la tapadera de un supuesto apoyo al inmigrante habría engañado a sus clientes, asumiendo al firmar la hipoteca, sin saberlo, la copropiedad de otras. Pese a ello, Caixa Tarragona pretendía seguir adelante con el lanzamiento por una deuda de algo más de 200.000 €. La presión de los vecinos consiguió aplazar el desahucio hasta nuevo señalamiento, por tener el juzgado la agenda cubierta hasta pasado el 22 de mayo.
Como podemos ver, la solidaridad y el apoyo mutuo de los vecinos está abriendo camino a la esperanza. Ante la preocupante situación del presente, estamos asistiendo a un proceso de creación y fortalecimiento de redes en los barrios que sin duda será decisivo para alcanzar un nuevo modelo de sociedad más justo y solidario.