Después tres intentos, se ejecutó el desalojo del inmueble propiedad de Liberbank
Por Guillermo Belinchón
La Comisión Judicial, apoyada por la Unidad de Intervención Policial (UIP), desahució el pasado 21 de julio a la familia de Cruz, que vivía con sus cuatro nietos y que no podía hacerse cargo del alquiler de la vivienda debido a la crisis del coronavirus.
“No pudimos hacer frente al alquiler de la vivienda y entonces empezaron a llegar las cartas de desahucio de la Comisión Judicial. Yo hice todo lo posible, tramité la solicitud de vivienda pública en el Ayuntamiento hace un año y no me la han dado. Estamos luchando por una vivienda, ¿por qué no se ponen las manos en el corazón, sabiendo que dejan en la calle a cuatro niños, y nos la dan?”, se preguntaba Cruz, la mujer afectada por el desalojo.
Con 58 años de edad, vivía de alquiler en una propiedad de Liberbank, en la calle de Maquinilla, con sus cuatro nietos menores de edad debido a que su hija falleció y tuvo que tomar su tutela. A raíz de su discapacidad del 40% que le impide realizar la mayoría de los trabajos y del bajo salario laboral que su marido recibe, se han visto en la situación de no poder hacer frente a los pagos de la vivienda, mientras que Liberbank ha vendido su casa con ellos dentro a un fondo buitre llamado Cerberus, sin ofrecerles ninguna alternativa viable.
“Supuestamente estamos en un decreto stop desahucios y sigue habiéndolos. Cruz no ha podido cogerse a la moratoria porque Servicios Sociales no ha mandado tampoco los documentos necesarios al juzgado, pese a que tiene reconocida la vulnerabilidad. Cuando se ve claramente que ni las administraciones ni el Gobierno de Sánchez están funcionando, pasan estas cosas”, mencionaba a Vallecas VA Irene, de la PAH de Vallekas.
Momento del desalojo
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Vallekas fue la encargada de organizar la convocatoria para protestar en contra del desahucio. Desde las 20 horas del día anterior, varios activistas se encerraron en casa de Cruz para impedir de una manera pacífica el desahucio programado para las 11:45 horas, momento que llegaría la Comisión Judicial para autorizar a la UIP la entrada a la propiedad.
“Nosotros ya sabíamos que este desahucio se iba a ejecutar porque siguen una pauta que es siempre la misma: al cuarto intento de desalojo te echan, cuando llaman a la UIP. En el auto del juez ponía expresamente que llamasen a todas las fuerzas necesarias porque venía la plataforma anti-desahucios”, aseguraba Mercedes, otra de las activistas de la PAH que estuvo durante toda la noche en casa de Cruz.
Desde primera hora de la mañana, la Policía Nacional preparó la zona acordonándola y esperando a la llegada de los miembros de la comisión con la intención, según ellos, de negociar, pero desde la PAH Vallekas se quejan de que en ningún momento hubo intención de hablar ni de buscar una solución conjunta a este problema.
Alrededor de las 12:15 horas, la UIP entró en la vivienda con el ariete junto a los cerrajeros para colocar una nueva puerta. Media hora después, los vecinos que estaban apoyando a Cruz desde dentro de la casa empezaron a salir uno a uno. Después, los cuatro menores y, por último, Cruz junto a sus maletas.
“La agresividad no es el daño físico que nos han podido hacer, sino que la Policía venga a las 6 de la mañana y que tengan esperando ocho horas a cuatro menores dentro. Eso es violencia, eso es agresividad. Que nos den palos luego o no, es secundario. A estos niños esto no se les olvidará en la vida”, concluía Mercedes.
Además de los activistas que apoyaron a Cruz dentro de la vivienda, varios vecinos e integrantes de la PAH estuvieron mostrando su apoyo en las inmediaciones del edificio. Cánticos como: “Hay niños en la calle, y no le importa a nadie”, o “Ni gente sin casa, ni casa sin gente”, fueron algunas de las frases que se pudieron escuchar a lo largo del desahucio, mientras alrededor de seis furgones y un gran despliegue de agentes de la Policía Nacional supervisaban cada movimiento de los allí presentes.
“Venimos hoy para apoyar a nuestros compañeros, para que esto no siga ocurriendo y no nos pase, porque sabemos que, en estos momentos, te gusta estar arropada por gente y aquí estamos, para ver si podemos hacer algo por ella y que no le pase como a nosotros”, contaba Manuela, una mujer desahuciada de su casa la semana pasada.
Con todas las pertenencias fuera de la vivienda, Cruz agradecía el apoyo de todas las personas que habían luchado por su causa. Ahora, esperará a que le asignen una vivienda social, que, según explicaba, tiene concedida desde hace 7 años y que aún no se la han entregado: “Yo no estoy sola y seguiré adelante”, concluía Cruz, junto a los vecinos que la rodeaban y la consolaban.