LUIS MIGUEL MORALES.
La palabra “micro” nos habla de algo muy pequeño. Además, también da nombre al aparato que transforma las ondas sonoras en corrientes eléctricas para su amplificación. La tarde del 20 de abril, en la librería Muga, se entrelazaron estos dos significados y disfrutamos de microrrelatos y poesía (literatura muy pequeña en cuanto a extensión, aunque infinita…) mientras se transformaban las ondas sonoras, no en corrientes eléctricas, no: en corrientes emocionales. La calidad de los microrrelatos ganadores y finalistas de las dos primeras ediciones del Certamen de microcuentos Vallecas Calle del Libro, leídos en gran parte por sus creadores, hizo posible este fenómeno.
Acompañados por la voz y la presencia de la escritora, y editora de Playa de Ákaba, Noemí Trujillo, leímos y escuchamos y, en la última media hora, estuvimos muy atentos a los microrrelatos y poesías que nos leyeron un apreciable número de los asistentes al evento. Una vez más, la Librería Muga se convirtió en nuestro microhábitat cultural necesario.