Por M. J. Álvarez, médico CS José María Llanos
Al otro lado de la vía (mirando desde El Pozo, donde trabajo) hay un barrio que se llama Madrid Sur (donde vivo). Es conocido porque está la Asamblea de la Comunidad de Madrid. Muy cerca de la Asamblea, hay un lugar muy especial. En él viven cuatro mujeres de varias nacionalidades que forman la comunidad de las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por la Madre Teresa de Calcuta (Premio Nobel de la Paz).
Es el Comedor Inmaculado Corazón de María, emplazado en el número 7 de calle de la Diligencia. Entre estas cuatro monjitas y un puñado de voluntarios que las ayudan, dan cada día de comer a unas 300 personas, además de preparar comida que recogen muchas familias para llevar a sus casas. Se trata de personas en espera de asilo, “sin papeles”, que han agotado el paro, personas sin familia o con alguna enfermedad, o simplemente familias que se han quedado sin trabajo y están pasando una mala racha.
El comedor sale adelante gracias a las donaciones de particulares y empresas y al trabajo ingente de estas cuatro monjas. Con la pandemia, han tenido que cambiar el formato del comedor. Por cuestiones de seguridad Covid les dan la comida preparada en ‘tuppers’ a las personas que acuden.
Antes de la Covid compartían mesa con ellos, y no sólo saciaban el hambre física, sino también las necesidades de escucha y cariño que tenemos las personas.
Hoy en día, en que la mayor parte de los políticos solo se interesan por “salir en la foto”, creo necesario rendir un homenaje de cariño y reconocimiento a esta comunidad religiosa por su gran labor hacia los más necesitados. Porque viven sirviendo a los más pobres de entre los pobres, como hizo su fundadora la Madre Teresa de Calcuta. Y no salen en la televisión o en los periódicos, ni lo necesitan. Sólo les importa darse a los demás. ¡Gracias por vuestro ejemplo de vida!.