El 2 de octubre se cumplió un año de la falta de suministro eléctrico en el sector 6 de la Cañada Real (que pertenece a Villa de Vallecas). Un año de vergüenza para las administraciones y un año de logros para los vecinos de Cañada. Un año de tremendas adversidades, que ha generado un empoderamiento y una lucha no violenta, principalmente en las mujeres marroquíes, que han sido, son y, vaticinamos, serán ejemplo en estos próximos meses.
Ante tanta deshumanización y desprecio especialmente de algunas autoridades, se magnifica e ilumina la mejor voluntad, actitud, buen hacer y reivindicación política de los vecinos de la antigua vía pecuaria. Tomémoslo como ejemplo y preparémonos porque tal vez a todos, de una u otra manera, en no mucho tiempo nos vaya a tocar pasarlas canutas. Y esa lucha será más potente, más verdadera en la medida que vaya surgiendo desde esa sana rebeldía que se podría resumir en: ¿por qué narices no vamos a poder vivir como queramos?.
La incertidumbre que se hizo exponencial con la Covid, no va a dejar de crecer y manifestarse de muy diversas formas. Las diferentes crisis se van a agudizar. Ya no podemos creer en la “seguridad” que nos daban las casas y las cosas, por muy necesarias que fuesen, ni en los espejismos que este sistema nos ofrecía para “distraernos” de lo realmente importante: trabajar por la mejora en las condiciones de nuestra propia vida y la de nuestra gente.
¿Acaso lo importante son los objetos acumulados durante años? Si así fuese, es entendible las expresiones de desesperanza de los vecinos de La Palma, cuando entre sollozos decían: ¡he perdido toda una vida ¡. ¿O hemos de mirar como el guardia civil que, ante tanta desolación le respondió: no, señora, lo más importante, su vida, no la ha perdido?
Siempre, la vida es lo que está por delante, los años que todavía nos quedan por vivir. A ver si la Covid, Filomena, las inundaciones, el volcán… han venido y tienen que seguir viniendo para hacernos “despertar”.