ROBERTO BLANCO TOMÁS.
Vallecas Rugby Unión (VRU) acaba de iniciar su segunda temporada, y ya se ha convertido en actor importante en el deporte vallecano, y también fuera de él por su sensibilidad social. En su corta vida ha consolidado ya sección masculina y femenina, que gozan exactamente de la misma importancia dentro del club… Así que, como veis, se acumulan las razones para conocerles mejor, motivo por el cual quedamos con algunos de sus integrantes en la sede de su patrocinador, la Compañía de Cervezas Valle del Kahs (CCVK), y tuvimos una más que agradable conversación, regada con excelente cerveza vallecana.
Marcos Sánchez, presidente del club y “sobre todo jugador”, nos cuenta el nacimiento de VRU: “Yo jugaba en el equipo de Físicas de la liga universitaria. Como en el equipo había varios jugadores de Vallecas, les propuse la idea de montar algo aquí, a nivel muy aficionado. Entonces nos pusimos manos a la obra, empezamos a juntarnos con más chicos y conocimos también a otras personas que llevaban otro proyecto, ayudándonos mutuamente… Total, que a lo largo de los meses se empieza a sumar más gente y nos plantamos casi a finales de diciembre ya con unos 30 jugadores”.
Estamos en las Navidades de 2015-2016, y en este momento entra la primera chica en el equipo: pronto llegarán más. “En esa época —sigue Marcos— empezamos a jugar partidos amistosos aún a nivel muy informal. Ya entonces vamos viendo que la cosa empieza a tomar forma, que el equipo no es solo un grupo de colegas y se pueden sentar unas bases para crear una estructura deportiva. Entonces, más o menos en abril de 2016, nos separamos del otro proyecto y configuramos la junta directiva con las personas más implicadas en el club. Ya hay unos 35 chicos y unas 8 o 9 chicas. En uno de los partidos amistosos hablamos con otro compañero de Físicas, Daniel Lampas, y le enganchamos para entrenar al incipiente equipo femenino. Entonces es cuando se separan chicos y chicas y comienza el camino de los dos equipos”.
En ese camino va llegando “gente con más experiencia, y nos planteamos ya federarnos en la temporada siguiente. El equipo masculino tiene miembros de sobra, pero el femenino no logra llegar al mínimo y, como estaba en construcción, empieza a jugar amistosos bajo el ‘paraguas’ de la federación”. Llega la siguiente temporada, el masculino empieza a conocer lo que es una liga federada, y no lo hace mal. Cuentan con Martín, “un entrenador joven con más ilusión y voluntad que experiencia, que consigue grandes logros”. Mientras, el femenino ha crecido un montón, y la federación presiona para que se inscriban ya en una liga de promoción. La progresión sigue siendo ascendente: los chicos ganan ocho de los 10 partidos de la segunda parte de la liga, y las chicas se imponen en su primer partido y al final de temporada han ganado dos o tres, con buena actuación.
Viña, una de las jugadoras y vocal de la junta directiva, nos cuenta su experiencia: “la mujer en el deporte es ya una lucha, pero en éste en concreto es tremenda, y más partiendo de un equipo que no tiene gente suficiente… Se coge con mucha ilusión, todas ponemos muchas ganas en llegar a alcanzar lo que vemos en equipos con más renombre. Thatcher, una de las primeras chicas, que fue también nuestra capitana, le dio al equipo un impulso increíble, en cuyo ambiente es palpable el buen rollo, lo que ha favorecido que vengan un montón de chicas más. Es lo que más cuidamos: que haya buen rollo y un sentimiento de familia. Empezamos la liga hace dos fines de semana contra un equipo bastante fuerte y no quedamos muy mal, así que salimos contentas. Estamos con la mentalidad de trabajar y trabajar, y nos vemos con posibilidades”.
Continúa Marcos: “los chicos empezamos la temporada jugando bastantes amistosos con diferentes equipos. Al frente está Tarugo, un nuevo entrenador. La sensación era que en cada partido íbamos creciendo, pero perdimos todos. Teníamos la base del año pasado, pero había entrado mucha gente nueva y era el momento de darles minutos… Entonces llegó el primer partido de liga y se ganó, y hace dos semanas jugamos el segundo y también lo ganamos. Ambos equipos fueron rivales nuestros en pretemporada, así que le hemos dado la vuelta a la tortilla. Ahora nos toca seguir y aguantar toda la temporada, pero en principio pinta bien, y se está creando un gran grupo humano”.
Organización
El VRU no es un equipo al uso. Desde el principio, una de las ideas-fuerza es “intentar sacar los valores del rugby hacia afuera”, explica Marcos. “Siempre estamos hablando de valores, los llevamos en la camiseta y son muy bonitos, pero de nada sirve si no lo trabajamos, pues me parece que pueden ser una herramienta de cambio social bestial. Cuando estábamos empezando, nos reunimos con varios clubes para que nos explicasen cómo lo hacían, y uno de ellos fue el Torrelodones, que gestionaba diferentes cosas con una especie de comisiones. Decidimos adaptarlo a nuestra manera, y la primera comisión que creamos fue la de Social, para trabajar en un principio con pequeñas acciones que contribuyesen en el barrio o fuera de él. Así, en el primer torneo que hicimos se recaudaba comida para la Red de Solidaridad Popular de Vallekas. Nosotros no nos posicionamos en ningún tema de índole política, y elegir a la RSP fue porque la forma que tenían de trabajar nos pareció estupenda. De hecho el primer año los llevamos de patrocinadores en la manga, y tenemos ya por costumbre llevar siempre ahí una entidad social que trabaje en el barrio: este año es el Orgullo Vallekano. También está la comisión de Festejos, encargada de organizar los terceros tiempos y de otras cosas: por ejemplo, este año intentaremos hacer una fiesta del club. Tenemos asimismo una comisión de Comunicación y Marketing, que nace de la necesidad de buscar patrocinadores; y la de Disciplina, que apenas hemos tenido que utilizar, pero hace un buen trabajo tratando asuntos que pueden llegar a ser de conflicto. Las personas que forman estas comisiones son los propios jugadores, pero nos encantaría que gente externa participase”.
El tercer tiempo es importante. Daniel de Julian, socio principal de CCVK, nos lo explica: “cuando termina el partido, el equipo local invita al contrario a comer y a tomar cerveza. Es una tradición en el rugby, incluso a nivel profesional. Los terceros tiempos del VRU se hacen aquí en la fábrica, y son muy divertidos. Además lo más bonito es que ves a los jugadores, que hace veinte minutos han estado agarrándose y empujándose, tan contentos juntos tomando cerveza, y además ves que el sentimiento es sincero, no es una pose… Eso no lo ves en otros deportes”. Daniel aprovecha para recordar el apoyo de la Junta Municipal al equipo, y nos cuenta que se va a construir un campo, algo que está ya aprobado pero falta que se empiece a hacer, pues parece que la cosa va un poco lenta.
Para terminar, Marcos nos cuenta un proyecto: “En las próximas semanas vamos a anunciar la escuela de rugby. Probablemente será en el Polideportivo de Entrevías, y vamos a intentar que sea para todas las edades posibles. Además, recordar que seguimos buscando jugadores y jugadoras: que se animen y no tengan miedo, porque se lo van a pasar genial… Da igual la condición física, el sexo, la orientación sexual… el tema es estar y hacer piña, que de eso se trata. Y mola mucho, ya veréis”.
Historia de un patrocinio
Que una fábrica de cervezas patrocine a un equipo de rugby nos parece totalmente coherente. Y de hecho lo es, pero también por otros motivos que nos explica Daniel de Julián, de CCVK: “Dejando a un lado la parte deportiva, el tercer tiempo, etc., que está muy bien, una de las cosas que más me llena del equipo son las acciones sociales que llevan a cabo… En los primeros partidos la entrada era un kilo de comida para su posterior reparto, han participado en el Orgullo Vallekano, han donado sangre… A cualquier proyecto social que se les presenta dicen ‘sí, lo hacemos’, y ésa es también la filosofía de la fábrica… Así que aquí estamos con ellos, y esperamos seguir muchos años: todos los que nos dejen”.
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Imágenes: RBT, VRU