Por Pedro Lorenzo
Comedia de enredo de Shakespeare, al parecer la primera, que marca las líneas de los que van a ser los grandes temas del Bardo de Avon: el amor y la muerte, la traición, la amistad, el perdón… Esta obra es la primera vez que es puesta en pie por Chek by Jowl, la compañía de Nick Ormerod, y Declan Donnellan, creada en 1981 y que la producen junto a CNTC y la Zona.
Proteo (Alfredo Noval) y Valentín (Manuel Moya) son dos amigos inseparables hasta que Valentín decide irse a Milán para buscar fortuna mientras Proteo prefiere quedarse en Verona con su prometida Julia (Irene Serrano). Las circunstancias hacen que Proteo viaje a Milán y allí se encuentren. Ambos se enamoran de la hija del Duque de Milán, (Alberto Gómez Taboada), dando lugar a un juego entre los personajes para intentar conseguir su objetivo, donde se resiente la amistad, aparece la traición y surgen una suerte de enredos que hacen que la enamorada Julia se vista de hombre para ir tras su amado con menor riesgo. Hay un bosque donde todos se pierden y encuentran a sí mismos, donde desaparecen las normas civilizadas y aparece la humanidad. Personajes como Lanza (Goizalde Núñez), sirviente de Proteo, divertidísima, siendo la primera vez que aparece un bufón en una obra del Bardo, otro personaje Thurio (Alberto Gómez Taboada), enamorado de Sílvia, pusilánime e irrisorio forman parte de un elenco de nueve intérpretes que dan vida a 14 personajes, y todos sin excepción, dan credibilidad a cada papel en una puesta en escena sin aditivos, sobria y casi desnuda donde se encuentran únicamente el texto y un elenco libre y creativo, lo que potencian. Ormerod y Donnellan.
Destacar también la iluminación que fija los diferentes cuadros. En definitiva, una obra del Barroco con guiños al siglo XXI (vestuario actual, footing…) Una obra muy bien representada, dirigida por un experto en Shakespeare que no dejará a nadie indiferente. Muy recomendable.