ROBERTO BLANCO TOMÁS.
Este mes traemos a nuestras páginas un buen ejemplo de cómo una necesidad real de un centro educativo, en este caso la Escuela Infantil Luisa Fernanda, se puede aprovechar para hacer un proceso participativo que ayude a cohesionar a los distintos componentes de su comunidad, al tiempo que sirve también para acercar a los peques el maravilloso mundo del arte y la creatividad.
María Jesús Sobrino, directora de la escuela, nos explica cómo surge este proyecto artístico y participativo: “teníamos un patio de cemento que nos resultaba frío y gris, y que también se quedaba pequeño para nuestras necesidades. Entonces nos pusimos a buscar nuevos espacios que se podrían habilitar, al tiempo que contactamos con la Junta Municipal, que nos ha proporcionado los recursos, ha acondicionado un trocito de la entrada para que sea un espacio usable por los niños y nos ha hecho una puerta de acceso a otra zona que inicialmente no se podía aprovechar”.
Continúa Cristina de la Calle, coordinadora pedagógica del centro: “Cuando teníamos ya hechas esas pequeñas obras, nos sentamos con las familias y vimos qué cosas podíamos hacer. Teníamos una caja de madera grande en la entrada de la escuela, y decidimos reciclarla y reconstruirla en otra cosa. Con ella hemos hecho en el nuevo patio de la entrada una casita para que los niños y niñas puedan jugar, con todo tipo de detalles. Eso fue lo primero, pero nos animamos y empezamos a hacer más: una vez terminada la casita, las familias empezaron a montar junto con la persona de mantenimiento y una de las educadoras el ‘patio pirata’. Allí hicieron un barco, una cabaña y una estructura para que los niños se montaran. Luego, también hicieron el autobús del patio grande”.
“Al mismo tiempo —continúa Cristina—, como estamos en el programa municipal Educar por un Madrid más sostenible, en el módulo de Espacio público e intervenciones urbanas, allí movimos lo del muro del patio grande, pues queríamos hacer un mural, y necesitábamos un artista para que realmente quedara bonito. Se llama Ángel Sesma, nos hizo un proyecto que aprobamos y nos ha estado ayudando el último trimestre, cuando lo hemos pintado. Era un proyecto en el que se podían aportar muchas cosas, y lo hemos hecho un poco entre todos. Para ello nos juntábamos los miércoles, y luego tuvimos también una sesión de trabajo con los niños para que pusieran su parte, los animalitos, que los pintaron en madera y luego los hemos colocado en el mural”
A la hora de valorar el proyecto, María Jesús y Cristina se confiesan “emocionadas por todo lo que se ha conseguido hacer este año gracias al esfuerzo conjunto, que ha redundado además en todas las posibilidades que ofrecen a los niños estos nuevos espacios”. Sin duda una experiencia enriquecedora que ha reforzado a la comunidad educativa y ha aportado un plus al aprendizaje de los peques. Enhorabuena.
Imagen: E.I. Luisa Fernanda.