Un diálogo colectivo sobre la situación de la Atención Primaria

Profesionales y vecinos participaron en un taller que tuvo lugar en la Asociación Vecinal Puente de Vallecas-San Diego

Un momento del taller impartido el pasado 22 de diciembre. Foto: Jesús Inastrillas

Por Redacción

La huelga médica que comenzó a últimos de noviembre, suspendida de forma provisional hasta el próximo 11 de enero, volvió a abrir un debate sobre la situación de la Atención Primaria. Sin embargo, desde diferentes ámbitos se ha señalado la importancia de ir más allá de los paros de un colectivo profesional para abrir un diálogo más amplio y profundo que permita entender mejor lo que está ocurriendo y cuáles pueden ser los elementos clave para avanzar de manera constructiva. Esto es lo que dio pie a un taller de información y diálogo entre vecinas y profesionales convocado el pasado 22 de diciembre en la Asociación Vecinal Puente de Vallecas- San Diego.

¿Qué está pasando?. Masificación, largas colas para pedir cita, y días y días de espera tras solicitarla. Y, al mismo tiempo, salas vacías en diferentes momentos, con la sensación de que en el centro de salud no hay gente. Una de las personas participantes explicó las dificultades que tenía para contrarrestar las opiniones de algunas vecinas que plantean estas situaciones.

Citas telefónicas que se viven como un distanciamiento, y que muchas veces no se sabe qué función tienen, pero sí que alejan del contacto directo, al que se le da mucha importancia. Y cuando se llega a la consulta, el tiempo es muy corto y se echan en falta miradas cara a cara, ya que los ojos y las manos en muchas ocasiones están atrapadas por el ordenador.

Las profesionales confirmaron que, al otro lado de la mesa, la sensación concuerda. El poco tiempo de consulta y la sensación de carrera constante hacen muy difícil entender qué es lo que le pasa a la persona realmente, conocerla y poder desde ahí plantear no solo dar recetas rápidas, sino trabajar en una dinámica de prevención. Las tareas burocráticas se suman a esta dinámica de recortar tiempos y, así, la sensación es que en la consulta se desarrollan muchas prácticas que en realidad tienen poco valor y que consumen el tiempo que habría que dedicar a las cuestiones y casos más complejos. ¿Qué espacio y tiempo queda para poder implicarse realmente con la problemática de la persona que acude a la consulta? Y no es esto lo único que se queda fuera de la consulta por falta de tiempo. También la docencia, la investigación y la acción comunitaria son relegadas. De esta manera, las profesionales sanitarias están encerradas, sin poder hacer trabajo fuera de la consulta ni involucrarse en el barrio.

¿Y esto por qué está ocurriendo? En el taller se señalaron las grandes líneas del cambio que se está produciendo. Por un lado, los ataques a la sanidad pública, a la que se desprestigia y ahoga para favorecer a la privada. Por otro, el cambio de modelo de Atención Primaria que se viene produciendo desde hace años, cada vez de manera más clara. Todo esto va generando inseguridad y miedo a que la sanidad pública desaparezca.

También se señaló que en ciertos sectores de la población hay desinformación y despreocupación, dada la ausencia de canales de comunicación que informen y hagan pedagogía. De esta manera, se desconocen en gran medida las funciones de la Atención Primaria, así como las tareas de muchos de sus profesionales más allá de médicas y médicos.

En el lado profesional se señaló la desmotivación existente, tanto de quienes llevan más años como de quienes son más jóvenes, y cómo a lo largo del tiempo se ha ido perdiendo el trabajo en equipo: no basta con trabajar en el mismo centro, es necesaria una dinámica interna de trabajo común. Como conclusión se señalaron dos emociones como consecuencia de la situación actual: enfado y desconfianza.

La Atención Primaria que necesitamos

En la segunda parte del taller se fueron recogiendo colectivamente algunas de las claves de la Atención Primaria, construyendo así una visión común sobre lo que hay que proteger y desarrollar para que este modelo pueda de verdad dar frutos. Estas son algunos de los elementos señalados:
— Accesibilidad, que no hay que confundir con inmediatez, adaptada a las distintas culturas y realidades, para todos los vecinos y vecinas, favoreciendo la discriminación positiva para que pueda acceder quien más lo necesita y más barreras encuentra.
— Longitudinalidad o atención continuada a largo plazo, que es lo que permite poder desarrollar una atención adaptada a cada persona y circunstancia de una manera global.
— Atención Integral, basada en las capacidades que aporta un equipo multidisciplinar que va más allá del ámbito médico.
— Coordinación, tanto con recursos comunitarios, como con atención especializada.
— Ciudadanía en el centro, favoreciendo la participación y la planificación adaptada al contexto, de manera que se aporten recursos que respondan a las realidades y necesidades de la población.
— Promover la autonomía de personas y grupos, abordando y actuando sobre las desigualdades existentes y asumiendo la labor de ser altavoz de lo planteado en el vecindario, lo que se conoce como Abogacía por la Salud.

¿Es todo esto una utopía? Para mostrar que esto no es así, varias de las personas participantes recordaron que muchos de estos planteamientos ya vienen recogidos y respaldados por la ley, en concreto por la Ley General de Sanidad, en vigor desde 1986, y que ha habido experiencias previas que han mostrado que algunas cosas ahora lejanas fueron reales no hace mucho. Por ejemplo, ¿se conoce que cuando funcionaban los Consejos de Salud, los Centros de Salud y la Gerencia de zona rendían cuenta en ellos a la ciudadanía? ¿O que hace unos años los centros de salud no se llamaban así, sino Equipo de Atención Primaria, porque el peso se ponía en el equipo y no en el edificio?.

Los participantes concluyeron también en que hablando se puede aprender mutuamente y se abren nuevas vías para poder actuar colectivamente de manera más eficaz.

 

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