EDITORIAL
El domingo 25 de mayo, a las 23:00, con el resultado de las elecciones europeas, el panorama político en España ha cambiado radicalmente.
Podemos, un partido con 5 meses de existencia, impulsado por un equipo de jóvenes, alguno de ellos vecino de Vallecas, consigue en las elecciones europeas 1.250.000 votos y 5 escaños.
Estos datos pueden tener muchas lecturas. La que queremos destacar aquí es la posibilidad que se abre para que, definitivamente, se pueda pasar en breve a nuevas formas, radicalmente diferentes a las actuales, de hacer política en las instituciones.
Imaginemos por un momento que esta nueva opción política coja más fuerza en las próximas elecciones municipales y autonómicas de dentro de un año, y en las generales de noviembre del año que viene llegara a tener tanto apoyo que rompiera con la hegemonía del PP y del PSOE.
Sería de mucho interés que ese momento de inflexión, de un nuevo momento político, se aprovechara también para ir introduciendo nuevos procedimientos de hacer política, por ejemplo como el que el Partido X ha desarrollado, llamado Democracia y Punto. También será una muy buena ocasión para que todos los proyectos e iniciativas en lo social que se están construyendo en estos últimos años sean tenidas en cuenta, y pasen a ser referencias, modelos de cómo ir construyendo una nueva realidad social y política y como ésta se va dando desde los barrios, los municipios, etc.
Y qué interesante si cada uno de nosotros aprovecha este momento para preguntarse, ¿y… cuál es mi sitio en todo este nuevo panorama? ¿Qué es lo que yo puedo aportar? ¿Dónde, cómo me coloco para dar lo mejor de mí y para recibir lo mejor de los demás?
Ahora, no seamos ingenuos, se va a necesitar de todos para ir construyendo esta posibilidad. Solamente desde la unión, la convergencia, poniendo cada uno y cada colectivo, partido, etc., lo mejor de lo que sabe hacer y “todos a una”, es que se podrá conseguir. Lo electoral es una batalla que se puede ganar, pero es imprescindible que vaya acompañada de una sociedad civil que vaya decidiendo crecientemente “tomar las riendas de la propia vida personal y colectiva”