Por Andrés Robles, Asociación Integrando
El 23 de septiembre de este año, la Unión Europea (UE) presentó el Nuevo Pacto migratorio, que fortalecerá las fronteras y seguirá condenando a la indefensión y a la muerte a miles de personas que buscan asilo en una Europa que cada vez se vuelve menos solidaria y más fortaleza.
Este nuevo pacto prima la represión y la expulsión, en lugar de garantizar los derechos de los solicitantes de asilo y migrantes en general. Se habla de un “mecanismo de solidaridad” que no es otra cosa que elegir entre acoger a regañadientes o expulsar. Así, el racismo institucional toma una nueva forma y se muestra cada vez más descarada. Además, refuerza su carácter represivo con la creación de una Guardia Fronteriza que comenzará a operar en enero de 2021.
La dolorosa situación de millones de personas que huyen de guerras y situaciones políticas insostenibles se agudizará aún más con estas medidas. Se seguirá pagando a terceros países para sean un muro más contención. Libia es un ejemplo sangrante de cómo Europa se lava las manos y paga porque los refugiados no lleguen a sus suelos.
En España esto se traduce en mayor número de deportaciones, menor cantidad de solicitudes de asilo aceptadas y mucha gente viviendo en situación administrativa irregular.
Nuestros barrios
En nuestros barrios, nuestros vecinos migrantes y solicitantes de asilos seguirán viviendo en un limbo administrativo cruel. Las citas en las dependencias de extranjería son prácticamente imposibles de conseguir y los documentos se vencen y no pueden ser renovados.
La pandemia del coronavirus no sólo ha desnudado el desmantelamiento del sistema público de salud, sino que también ha aflorado el racismo social e institucional, a pesar de todo el aporte de la población migrante en momentos de mayor afectación sanitaria. No olvidemos que las personas migrantes han contribuido y contribuyen en todos los espacios de la sociedad española. Mientras se expulsa a solicitantes de asilo y migrantes en situación irregular, el Gobierno de España plantea la incorporación de personal sanitario migrante y en el campo apostó por una “regularización temporal”, mientras dure la temporada de cosecha. Las personas migrantes no son mercancía o moneda de uso en “determinados momentos”, son personas con un aporte importante a la sociedad y, por tanto, los gobiernos deberían tener un enfoque de derechos y acogida en lugar de estas formas de hostigamiento y deportación edulcoradas como pactos por las migraciones.
Siempre los más pobres serán aplastado por los que gobiernan, no voten más por los gobernantes como los de España y los de Alemania y otros que están para humillar a los inmigrantes y demás, ninguno de ellos sirve