Por Ignacio Marín (@ij_marin)
La adicción vuelve a recorrer las calles de nuestro barrio. Tras décadas luchando contra la lacra de la heroína, los vallecanos hemos de enfrentarnos ahora a la ludopatía, una amenaza que al igual que la droga golpea con mayor crudeza barrios obreros y humildes como el nuestro. Gran culpa de este problema la tiene la proliferación de las casas de apuestas que se extienden con mayor intensidad en estos distritos. Solo hace falta pasear por la Avenida de la Albufera o el Paseo de Federico García Lorca para comprobar el enorme protagonismo que estos negocios están cobrando en nuestras calles. Según un reportaje llevado a cabo por El Confidencial, el mayor crecimiento de las casas de apuestas desde 2014 se está produciendo en los distritos con las rentas más bajas: Latina, Usera y Puente de Vallecas, mientras que en Chamberí, Salamanca y Centro, donde las rentas son significativamente más altas, el número de estos locales incluso ha disminuido.
Para protestar por esta situación, más de 1.500 manifestantes se echaron a la calle el pasado 6 de octubre en Tetuán. El movimiento contra las casas de apuestas cada vez gana más adeptos, preocupados por una situación que afecta a las personas más vulnerables, en especial a los jóvenes. De hecho, la Policía Nacional ha llevado a cabo recientemente una operación contra la presencia de menores en estos negocios que se saldó con 220 denuncias. El problema no es baladí, ya que según un informe del Consejo Asesor de Juego Responsable y la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), el 62,1% de los menores de 18 años asegura haber consumido algún juego de azar en los últimos meses. La ley que desde verano prohíbe abrir una casa de apuestas a menos de 100 metros de un centro educativo está resultando insuficiente. Muchos jóvenes hacen novillos para gastar sus pagas en estos locales, generando unos patrones de ludopatía desde una edad muy temprana.
La Comunidad de Madrid es, junto a Asturias y Extremadura, las únicas regiones que no cuentan con una legislación específica para los salones de juego. Con una norma adecuada se podría controlar la proliferación de estos negocios, basándose en criterios de cercanía entre locales o visibilidad. También sería oportuno incrementar la información que advierte de sus peligros. La publicidad sobre el juego abunda en cualquier soporte, especialmente en todo lo relacionado con el deporte. Rostros conocidos y triunfadores nos hablan de lo sencillo y emocionante que es hacerse millonario de la noche a la mañana. Pero realmente dan respuesta a la frustración y a la falta de expectativas que sufren muchos vecinos en nuestros barrios. Son locales que ofrecen a menudo gratis la primera consumición y en los que es posible ver los partidos de pago. Realmente no es difícil caer en la tentación.
Desde los barrios tenemos que esforzarnos para ofrecer y exigir a nuestros representantes alternativas de ocio saludables. Muchas asociaciones y colectivos, conscientes de esta problemática, están esforzándose por ofrecer un ocio sin peligro, es responsabilidad de todos conocerlas y difundirlas. Hemos, como rezaba la pancarta de la manifestación del día 6 de octubre, apostar por nuestro barrio. Generando un ocio de calidad y saludable evitaremos peligros a nuestros vecinos, fomentaremos el deporte y la cultura, y crearemos más oportunidades para los vallecanos. Pondremos, en definitiva, en valor a nuestro barrio, una manera de luchar por Vallecas. Esa sí que es una apuesta segura.