Lo que se queda fuera

Tenemos la sensación de que el tiempo del que disponemos no es suficiente para valorar a las personas que acuden a la consulta ni para profundizar en sus síntomas o malestares cuyas causas van mucho más allá de lo que inicialmente aparenta

Una de las recogidas vecinales de firmas para reclamar mejoras en la Atención Primaria a las puertas del Centro de Salud Vicente Soldevilla

Por Jasmine McGhie y Romina Espí, médicas de familia y comunitaria del CS Vicente Soldevilla

Cuando nos propusieron escribir para el periódico del barrio, tuvimos claro de lo que queríamos hablar. Acerca del tema que sale continuamente entre nuestras principales preocupaciones: todo aquello que no cabe en nuestras consultas.

Han pasado unos años ya desde el inicio de nuestra formación en medicina familiar y comunitaria y unos cuantos años más desde nuestro paso por la facultad. Pero tratamos de no olvidar por qué estamos dónde estamos y que es para encontrar formas de acompañar y cuidar la salud de la población para la que trabajamos desde Atención Primaria.

Nuestro objetivo es generar prácticas de cuidado en torno a la salud, entendiéndose como mucho más que la ausencia de enfermedad física. La salud se define, de hecho, como el bienestar a nivel bio-psico-social. Esto se refiere a que la salud está condicionada por muchos más factores que los físicos que tanto conocemos. Lo social y mental es igualmente importante para nuestra salud.

La pregunta que nos surge por tanto es: ¿cómo deberían ser nuestras consultas de Atención Primaria para atender adecuadamente la salud de la población?. O incluso: ¿qué posibilidades hay más allá de la consulta?, ¿qué sucede cuando el sistema dentro del que trabajamos no tiene la estructura para que quepan estas preguntas? o ¿qué pasa cuando la falta de tiempo y el exceso de burocracia lo dificulta?

La falta de tiempo, la burocratización de la consulta y la sobrecarga de personas con citas forzadas dada la excesiva lista de espera, entre otros motivos, hacen que muchas de las necesidades no se puedan atender o se hagan de manera deficiente. Tenemos la sensación de que el tiempo del que disponemos no es suficiente para valorar a las personas que acuden a la consulta ni para profundizar en sus síntomas o malestares cuyas causas van mucho más allá de lo que inicialmente aparenta. Echamos de menos poder atender con calidad aquellas dimensiones de la salud y del bienestar que se están quedando fuera.

Diferentes motivos

Somos conscientes de que todos estos motivos son causantes de que no podamos profundizar en las verdaderas necesidades tras un síntoma o malestar. Un ejemplo podría ser aquella mujer que acudía a la consulta por dolor cervical recurrente en gran medida favorecido por ser la cuidadora principal de su madre dependiente. Quizá disponer de mayor tiempo nos hubiera permitido poder atender la sobrecarga de cuidados que le afectaba física y emocionalmente.

Por otro lado, echamos en falta tiempo en nuestras consultas para poder desarrollar algunas competencias que evitarían derivaciones innecesarias a otros especialistas y por tanto, un tiempo de espera largo. Hablamos de habilidades como la cirugía menor o infiltraciones, la ecografía, el implante de anticonceptivos, la revisión de la historia de algunas personas que tienen necesidades especiales (con enfermedades crónicas, excesiva medicación o dificultades para la movilización, ancianas frágiles…), así como realizar los domicilios programados con calma y tener la posibilidad de acompañar a personas en el final de la vida. Pero también queremos poder salir de la atención exclusivamente individual, porque sabemos que la salud se hace en comunidad y tener, por tanto, la opción de montar talleres, así como de conocer mejor los recursos del barrio con los que conectar lo que aparece en la consulta.

Echamos de menos poder abordar en nuestras consultas el sufrimiento psíquico tan habitual en los tiempos en los que nos ha tocado vivir. Vemos cómo las condiciones laborales, la falta de recursos económicos, la ausencia de red social o la soledad no deseada, entre una infinidad de motivos, son causantes o exacerbadores del malestar.

Ejemplos de sufrimiento psíquico

Un ejemplo podría ser aquel hombre con un tumor que le ocasionaba muchos dolores y que un día rompió a llorar en la consulta. Está claro que una medicación adecuada para su dolor podría haberle ayudado a sentirse más aliviado, pero lo que probablemente necesitaba era haber recibido más tiempo de escucha para atender sus miedos y preocupaciones, para entender que más allá del dolor físico real que sí tenía, tenía un profundo dolor psíquico que nadie estaba atendiendo.

Otro ejemplo sería el de aquella mujer con una tristeza profunda que la acompañaba desde hacía años tras una vida llena de dificultades y maltratos. Quizá el antidepresivo que le habían pautado hacía años le prestaba una pequeña ayuda, pero lo que realmente necesitaba era poder conectar su tristeza con lo que se la había ocasionado, apoyo para afrontarlo y darle otro sentido a su propia vida, alejándose de esas violencias. Quizá le hubieran venido muy bien más tiempo de escucha y también poder vincularse con otras personas que hayan pasado por situaciones parecidas.

  • Vemos cómo las condiciones laborales, la falta de recursos económicos, la ausencia de red social o la soledad no deseada, entre una infinidad de motivos, son causantes o exacerbadores del malestar

Hay infinidad de historias tras estas vidas. Personas que acuden por malestares, enfermedades y problemas, algunos más sencillos que otros, pero que requieren tiempo. Tiempo de escucha, de entendimiento y de abordaje.
Profesionales y vecinos unidos

Años después de ver que estas necesidades como profesionales y pacientes no se resuelven, nos hemos puesto a imaginar, soñar formas y espacios nuevos en lo que atender lo que realmente nos preocupa. Un lugar donde poder enfocar la salud y la enfermedad como consideramos que se debe hacer.

Para esto es imprescindible que podamos pensar juntas cómo hacerlo. Por ello, os proponemos que podamos establecer una vía de comunicación entre las profesionales sanitarias de Vallecas y las vecinas del barrio. No queremos que esto sea una prolongación de la consulta habitual en el centro de salud, sino un lugar de encuentro para intercambiar ideas, conocer de otro modo las necesidades que hay en el barrio y generar nuevas prácticas de cuidados. Nos parece que el medio de encuentro y diálogo puede ser a través de la Asociación Vecinal Puente de Vallecas- San Diego. Podéis dirigiros con cualquier sugerencia al correo avptevallecas@gmail.com. Juntas ahí, nos sumamos al barrio.

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