Ya hemos salido a las plazas y calles. Han sido muchos los eventos sociales, deportivos, culturales, festivos, etc… que hemos disfrutado durante el pasado mes de mayo. Ya hemos vuelto a dar vida y hacer nuestras las calles y plazas.
Y, ¿por qué esa necesidad de hacer barrio?. Porque es innata a la condición humana. ¿Tendría algún sentido que la restringiéramos solo a nuestros preferidos, a aquellos con los que nos llevamos bien porque nos son parecidos?.
En estos dos años se nos ha abierto un mundo de muy novedosas posibilidades. Hemos cambiado mucho por dentro. A veces no es tan fácil darnos cuenta de ello. Tal vez no lo hayamos reflexionado, interiorizado y compartido.
Estamos en un momento tremendamente único en la historia del ser humano. Hoy nadie puede predecir cómo será el mundo dentro de 15-20 años, cosa que nunca antes había sucedido. De otro lado, la mayoría de nosotros lo vamos a vivir.
Ante esta realidad, ¿no sería de interés empezar a preguntarnos, de qué o de quiénes va a depender como será ese “nuevo mundo”?, ¿En manos de quién está esa posibilidad?. Hasta ahora y a lo largo de la historia, podríamos decir que mayormente ha estado en quienes han controlado la economía y los estados. Pero hoy, ¿realmente lo están controlando o más bien estamos asistiendo a un intentar tapar boquetes, más que agujeros, en un creciente descontrol? A la par, van avanzando a toda velocidad nuevas realidades en la tecnología, en las concepciones de las relaciones, en las realidades virtuales, etc… Y la gente corriente a lo más que llega es a intentar entenderlo, pero poco puede aportar por ese lado. Pero es de interés conocer esa realidad que se está produciendo, porque sí o sí nos va a afectar a todos.
Entonces, ¿qué es lo que cada uno de nosotros como vecinos de un barrio, como vecinos sensibles a lo que pasa y nos pasa, podemos y hemos de ir haciendo en nuestro día a día? Pues, lo que está en nuestras manos. Algo tan sencillo y a la vez tan revolucionario como tratar a los demás (y los demás son todos, no solo los que me caen bien) como nos gustaría que nos tratasen e intentar ser lo más coherentes posible, es decir, tratar de hacer de acuerdo a lo que sentimos y pensamos.