Por Luis Carlos Ríos
La palabra que más utiliza el profesor Carlos Taibo para explicar la guerra ruso-ucraniana es “compleja”. Con esto en la mente, la Asociación Escuela y Autogestión organizó el pasado 15 de marzo un encuentro para entender, analizar y reflexionar acerca de este enfrentamiento. Tuvo lugar en la Fundación Secretariado Gitano (calle de Ahijones, s/n) y contó con la coorganización de las asociaciones vecinales La Paz y Palomeras Bajas.
La conferencia fue presentada por Francisco Carazo y derivó en una curiosa confluencia entre lo local y lo lejano. En la sala abarrotada, con gente incluso de pie, se evidenció una inquietud manifiesta de los vallecanos por comprender las razones que llevan a hombres y mujeres a matarse en el Este de Europa.
El profesor Taibo, que vive en Vallecas, se reveló como una de las voces más experimentadas en este tema. Si bien afirmó “no ser un experto en esta crisis”, lo matizó con el hecho de que trabajó durante 35 años sobre conflictos en el área ruso-soviética. Esa humildad también contrastó con su obra publicada, ‘Rusia frente a Ucrania. Imperios, pueblos, energía’, reeditado en febrero de 2022, y ‘La rusia contemporánea y el mundo’ (2017). A este conocimiento, muy superior al del tertuliano promedio, se le sumó una intención divulgativa encomiable.
No a la guerra entre los pueblos
Su intervención se inició sin medias tintas. “Debo subrayar desde el principio que condeno esta guerra y rechazo lo que significan los ejércitos, las alianzas militares y los imperios”. Con esta consideración básica, la explicación sucesiva no pudo dar lugar a malinterpretaciones justificadoras. La otra “guía fundamental de interpretación de los hechos” fue, para el profesor Taibo, el lema ruso-ucraniano ‘No a la guerra entre los pueblos, no a la paz entre las clases’.
En segundo lugar, expuso algunos datos sobre Ucrania. ¿Tamaño? 600.000 kilómetros cuadrados, “algo más grande que España”. ¿Población? 46 millones, “muy similar a la española”. La siguiente consideración geográfica ahondó en las diferencias entre el Este y el Oeste del país, sin exagerarlas. Utilizó ilustrativamente la condición de dos ciudades ucranianas. Liv, muy cerca de Polonia, con menores vínculos con Rusia, y Járkov, en la Ucrania más oriental. Esta última estuvo inscrita en las lógicas imperiales rusas desde el siglo XVI.
Esta condición político-geográfica tiene diversas consecuencias. Una de ellas es que los regímenes políticos desde 2004 asumieran el calificativo de prorrusos o proccidentales. Sin embargo, según Taibo, “en Ucrania nadie podía ser completamente prorruso ni completamente proccidental”, ya que se tenía que negociar con la Unión Europea y con Moscú, según el caso.
Historia reciente
Entender el conflicto militar contemporáneo también pasa por la historia reciente. El Euromaidán y el golpe de estado al presidente ucraniano Yanukovich, así como los conflictos de Crimea y la posterior guerra del Dombás en 2014, son antecedentes directos. También lo son la actitud expansiva de la OTAN en Europa del Este y la naturaleza del régimen de Moscú. Taibo acuñó términos como “discurso imperial-militar, nacionalismo étnico, valores tradicionales, familia, iglesia ortodoxa, oligarcas profundamente inmorales y economía de mercado”. A su juicio, se trata así de una guerra en la sobran los maniqueísmos de buenos y malos, de un “régimen nazificado” y una “Rusia antifascista”, o un antagonismo “Democracia ucrania vs. Autoritarismo ruso”.
Otro asunto que no dejó de lado el profesor fue el tema del gas natural, que mueve en torno a los 800 millones de dólares diarios. “Con cierta vocación irónica, si en la Ucrania de estas horas alguien quiere salvar el pellejo está claro qué es lo que tiene que hacer: plantar su tienda de campaña al lado de un gasoducto (…) Poderoso caballero es don dinero”, enfatizó. En ese sentido, Carlos Taibo negó, de momento, que el mundo se encontrara ante un escenario de una nueva Guerra Fría. Al respecto, explicó que los “bloques enfrentados” blanden el mismo sistema económico y que tienen profundas relaciones de codependencia, pero que hay una disparidad militar abismal entre la OTAN y Rusia, aunque se mantenga vigente la colisión entre imperios: el ruso-zarista, por una parte, y el norteamericano, por otra.
Por otro lado, el escritor comentó que el horizonte que se vislumbra en los próximos años es muy delicado. “La posición reforzada de la OTAN, casi independientemente del desenlace de la guerra, anuncia aumentos en el gasto militar, rearme de los ejércitos y episodios de autoritarismo. No hay duda de que las trompetas de la guerra cesarán, pero su eco permanecerá en los oídos por las próximas décadas”, aseguró.