Por Olivia Anders/ Redacción
Puente de Vallecas. Plaza Vieja. Llueve en Madrid. La cita es en su barrio, en casa, no muy lejos de donde vive. Ione Belarra (Pamplona, 1987), Ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España, sorprende por su mirada transparente, por su sonrisa sincera que no duda en mostrar a Vallecas VA. ¿Cómo es vivir en el distrito con las tasas más altas de vulnerabilidad social? Aborda esta cuestión desde la preocupación, aterrizando a la realidad vallecana, y con el optimismo de que puede haber un futuro mejor.
Pregunta: ¿Por qué eligió Puente de Vallecas para vivir?
Respuesta: Me vine a vivir hace 6 años y algo, porque tengo varios amigos y amigas, y la verdad es que siempre me han atraído los lugares en los que hay mucho sentimiento de comunidad. Eso fue bastante antes de ser ministra. A raíz de tener más exposición, más visibilidad, siempre me he sentido muy arropada aquí. O sea que los vecinos y las vecinas en su mayoría, me han transmitido mucho cariño, y eso ha hecho que me sienta muy a gusto y que quiera seguir viviendo aquí.
P: ¿Qué es lo que se ha encontrado?
R: Sobre todo el sentimiento de comunidad y de solidaridad entre los vecinos y las vecinas. Hay mucho tejido asociativo, mucho movimiento social y siempre te puedes encontrar a los ‘compas’ de Somos Tribu en la puerta de los supermercados. Digamos que todo ese arraigo se traduce luego en fiestas como la Batalla Naval, uno de mis eventos favoritos del año, que hace que me sienta muy cómoda y en un sitio en el que se ha convertido el lugar o el territorio en una comunidad, que es lo que nosotros aspiramos también a construir.
P: ¿Cómo se vive el día a día en el barrio con la segunda tasa más alta de vulnerabilidad social de la ciudad siendo Ministra de Derechos Sociales?
R: Creo que hay dos partes. Por un lado, está la imagen mediatizada que hay de Vallecas, que yo no comparto, ya que creo que está muy influida por los medios de comunicación, especialmente de la derecha, que les interesa generar un enemigo, barrios, personas y colectivos estigmatizados. Y luego es cierto que hay una serie de problemáticas, compartidas por la mayoría de distritos, barrios populares de Madrid, en los que hay un déficit muy importante de servicios públicos. Me parece un drama cada vez que entras en la aplicación para pedir cita en pediatra y no te dan hasta dentro de una o dos semanas. Ese déficit de servicios públicos, de limpieza, etc… deja mucho que desear. Cuando voy al parque con mis hijos, encuentro excrementos caninos y mucha suciedad. Creo que los vecinos y las vecinas de Vallecas se merecen algo mejor. No veo el barrio de Salamanca así. Soy de Pamplona, pero la comparación, en términos de espacios verdes para que los vecinos y las vecinas puedan disfrutar con sus hijos y con sus hijas o la gente mayor, deja mucho que desear.
Es verdad que se trata de compensar mucho con ese tejido social, con ese apoyo mutuo, pero, desde luego, yo aspiraría a que las administraciones públicas, tanto la Comunidad como el Ayuntamiento de Madrid, se implicaran. Si no, quizás, habría que reivindicar más competencias para la Junta, porque aquí creo que se elegiría otra cosa.
P: La mayoría de las necesidades sociales del barrio son de competencia municipal y autonómica, ¿cómo se podrían mejorar estos datos desde el Ministerio que preside?
R: No somos competentes, pero nos importan. Una de las cosas más importantes en política es que las cosas te importen y que haya voluntad política de cambiarlas. Si algo he aprendido en estos años de política institucional y en el Gobierno, es que muchas cosas que nos decían que eran imposibles, se ha visto que son posibles si las peleas lo suficiente y sabes qué intereses estás representando. Pienso en la subida del salario mínimo, en el ingreso mínimo vital… Lo que intentamos hacer desde el Ministerio es ir muy de la mano de la sociedad civil y ahí creo que hemos sido capaces de escuchar las demandas y traducirlas en cuestiones concretas.
P: La gran pregunta, ¿Existe comunicación entre administraciones?
R: Trabajamos mucho de la mano de las comunidades autónomas. Por desgracia, no siempre hemos encontrado una buena interlocución con Madrid, a la que creo que no le importan los problemas de los madrileños y las madrileñas, al menos como nos importan a nosotros. Y ahí hemos hecho un esfuerzo de inversión en materia de dependencia que se tiene que notar. Si no se nota, hay que exigírselo a la comunidad autónoma. Hemos duplicado el presupuesto de cualquier otro gobierno. Hemos invertido el doble en dependencia. Hemos aprobado una ley de violencia contra la infancia que también tiene que permear hacia abajo y tiene que prevenirla en todos los contextos, también la institucional. Entonces, digamos que no somos competentes en los problemas directos, pero sí estamos preocupadas y estamos ocupándonos de todo lo que de alguna manera nos llega.
La voluntad del Ministerio siempre ha sido trabajar con las comunidades autónomas, que son las competentes en servicios sociales, en apoyo a la infancia. Pero es verdad que nos hemos encontrado un muro muy fuerte en Madrid y no encontramos la sensibilidad que nosotros tenemos hacia las políticas sociales. Las comunidades autónomas nunca habían recibido tanta financiación. Somos el único país de Europa que ha generado un eje de su Plan de Recuperación que es social, inversión con fondos europeos para modernizar los Servicios Sociales. Hay algunas comunidades autónomas con las que trabajamos que están muy adelantadas, y luego hay otras, como Madrid con la que tenemos muchas dificultades y donde sabemos que a la ciudadanía no le está llegando esa inversión.
Una de las cosas que nunca deberíamos perder desde Podemos y Unidas Podemos es que las personas toquen a nuestra puerta porque piensan que nos importan y que queremos hacer algo, y lo hacemos. Gestionamos tanto el Ministerio de Igualdad como el de Derechos Sociales por la especial sensibilidad. Política pública como muchos casos concretos que nos llegan, que intentamos resolver. Con el tema de Cañada Real hice gestiones cuando era Secretaria de Estado para la Agenda 2030 durante Filomena, porque es inexplicable que las administraciones públicas competentes no se vean interpeladas por la situación de miles de niños que están sin luz.
P: Desahucios, especulación, fondos buitre, Sareb, viviendas vacías esperando a ser puestas a la venta a precio de oro, familias en la calle… ¿Se plantea el Gobierno alguna solución real?
R: No somos competentes en materia de vivienda, pero creo que somos el Ministerio que más ha trabajado para que España tenga una ley de vivienda. Uno de los problemas más gordos es el abandono de muchísimos pisos por parte de los bancos, de los fondos buitre, también de la Sareb, que podrían estar a disposición de la gente que más lo necesita si tuviésemos una ley de vivienda que incluyera el alquiler social obligatorio. Soy una militante del optimismo. Sabemos que hay gente que manda mucho en nuestro país, que no se presenta a las elecciones, poder económico, poder judicial, derecha mediática… pero, creo que, si tienes voluntad política, se pueden hacer muchas cosas.
Un ejemplo es la Ley de Vivienda. Pensamos que hay varias cosas que tiene que incluir y que son imprescindibles para los barrios populares, incluidos los vallecanos. Una es la regulación de los precios del alquiler en las zonas donde ha subido mucho el precio de la vivienda en los últimos años. Por ejemplo, San Diego es un punto caliente para la gentrificación, con muchísimos intereses inmobiliarios, donde se está comprando y reteniendo vivienda a propósito para el día que suba venderla a precio de oro. Contra esto es necesaria una intervención estatal y de los precios. El mejor ejemplo es que las medidas que hemos propuesto funcionan. Congelamos los alquileres durante la pandemia y los precios bajaron un 4,5%. Desde que se levantó esa medida en febrero, en España han subido un 5,6%. Además, otra medida que planteaba es el alquiler social obligatorio para que todas esas viviendas de fondos buitre sean puestas a disposición de las familias en situación de vulnerabilidad a un precio asequible. Hemos propuesto a la Sareb, rescatada con dinero público, que sus casas se pongan a disposición de las comunidades autónomas. Además, necesitamos una legislación que impida la vulneración de derechos humanos, que impida que se desahucie a familias, especialmente a colectivos vulnerables sin alternativa habitacional, y eso quién mejor lo puede hacer es la legislación. Luego las comunidades harán más o no harán, pero ya tendremos una herramienta legislativa para regularlo. Nunca ha habido una ley de vivienda en España. Si ha habido un “negocio” en España, ha sido el de la vivienda.
P: ¿Se puede desde su ministerio instar o hacer algo con el tema de las agrupaciones juveniles?
R: La intervención en materia de infancia y juventud es de la Comunidad de Madrid. Pero aquí tenemos un problema muy serio de desigualdad. A las personas jóvenes no se les está dando ninguna oferta de ocio y la intervención comunitaria que se hace es a “pulso” por profesionales muy precarizadas, con sueldos muy limitados y pocos recursos humanos. Es necesario invertir en la sociedad civil, en organizaciones sociales que intervengan, en buenas dotaciones públicas, parques, centros comunitarios con oferta de deportes, música, cultura… El Ayuntamiento debe preocuparse por sus vecinos y vecinas, y comprar terreno público para hacer centros dotacionales y en Barcelona tenemos el ejemplo. Soy muy fan del deporte, era patinadora en mi otra vida, y el deporte me parece un espacio maravilloso de socialización. Hay que invertir más en esto.
En la Comunidad de Madrid hay un abandono sistemático por parte del Partido Popular, que piensa que las instituciones son suyas y no de los vecinos y vecinas. Hay que trabajar y movilizarnos para que haya un cambio en mayo en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid. Creo que sería bueno aspirar a reivindicar más competencias para las Juntas de distrito. Los vecinos y vecinas de Vallecas votan en un sentido muy concreto, y votan mayoría progresista desde hace mucho tiempo. Sin embargo, los barrios más privilegiados también hacen que haya unas mayorías en la Comunidad de Madrid que durante mucho tiempo no han permitido que haya un cambio, y tiene que haberlo.
P: Como vecina, ¿qué quiere para su barrio?
R: Que esté limpio, que cuando salga con el carrito de mi hijo no vaya pisando excrementos y, sobre todo, que haya servicios públicos. No puede haber un ‘ecobarrio’ y que no haya más dotación de servicios públicos, cuando hay muchas personas que no tienen médico asignado, profesionales asfixiados, cuestiones básicas que nos ayudarían a todas a vivir mejor. Estoy muy a gusto en Vallecas y me siento muy arropada aquí. Los vecinos y vecinas, cuando salgo de casa, son los que me dan ánimos para seguir, porque a nadie se le escapa que hay muchos poderes en España a los que no les gusta que Podemos esté en el Gobierno, que piensan que nosotras no tenemos legitimidad para ser ministras, y que la gente como nosotras no puede ser ministra. Sentir que tu gente te arropa, que te apoya y te da ánimos… no hay mayor orgullo.