Escribe: Agustín Moreno*
Hace tiempo que en la Comunidad de Madrid se viene aplicando un ataque a los servicios públicos. La estrategia es deteriorar para privatizar (o reducir a la mínima expresión) sectores como la enseñanza y la sanidad públicas. Esta política neoliberal no es otra cosa que el despojo de un patrimonio social creado durante generaciones, que se entrega
al capital privado para su explotación y que cuando se implanta es un fiasco: ni funcionan mejor ni benefician al usuario-consumidor.
En esta línea, la última agresión han sido las instrucciones de la consejería de Educación para el curso 2011-2012 en los centros públicos. Suponen una elevación del horario lectivo de 18 a 20 horas y la supresión de las tutorías colectivas que vienen funcionando muy racionalmente en los institutos. Aunque es un empeoramiento de las condiciones de trabajo, la consecuencia directa del aumento de jornada lectiva es la destrucción de más de 3.000 puestos de trabajo (a añadir a los 2.500 perdidos el curso pasado). Esta destrucción de empleo se refleja en recortes en cada centro de unos 8-10 profesores menos.
El problema no son tanto las 20 horas de clase (el profesorado podríamos trabajar más, pero sin recortar las plantillas para atender más y mejor al alumnado), sino la destrucción de miles de excelentes profesionales. Es evidente que si hay 5.000 profesores menos para el mismo volumen global de alumnado la calidad educativa se deteriora, no se reducirá el
fracaso escolar y se dará un retroceso del espacio de la educación pública.
Los recortes previstos, afectarían al alumnado de la siguiente manera: • El número de alumnos por aula aumentará hasta unos 30 en la ESO y cerca de 40 en bachillerato. • Impiden los desdobles en Inglés y Laboratorios o grupos reducidos en
Lengua y Matemáticas. •Dificultades para mantener los equipos informáticos y audiovisuales. • Menor apoyo, clases de recuperación de pendientes. • Menor atención a la diversidad para alumnado de compensatoria, o con dificultades de aprendizaje. • Se reducirán las actividades extraescolares. • Habrá profesores que para completar horarios tendrán que dar otras materias no propias de su especialidad.
• Menos horas para preparación de clases, corregir con prontitud y atender a los alumnos individualmente. • Menos tiempo para entrevistas con alumnos y sus padres, control del absentismo y llamada a las familias. Dicen que las medidas son para ahorrar, pero no es cierto que no haya dinero. Se lo gastan en otras cosas por una decisión política e ideológica.
Las medidas suponen una estocada a la educación pública porque intentan desmoralizar al profesorado, y desacreditarle ante la sociedad cuando más se necesita su dedicación. Creo que se debe de producir un movimiento de la comunidad educativa y desde la ciudadanía en defensa de la Escuela Pública que responda a las agresiones. Vallecas ya se puso en pie en el curso pasado bajo el lema de «Vallecas no se calla». y en la primavera pasada se manifestaron centenares de personas ante la Asamblea de Madrid, se celebraron las Jornadas Reivindicativas “Nos desvelamos por la Escuela Pública”
en el IES Madrid Sur y un Encuentro de todos los institutos de Puente de Vallecas y de Vallecas Villa en el IES Magerit.
El profesorado se reunirá en asambleas y claustros, se convocarán a las familias de cada centro para explicar la nueva situación. En ellas se deben debatir iniciativas movilizadoras donde participe toda la comunidad educativa. Habrá huelgas, manifestaciones y todo tipo de acciones, en una lucha larga para que se retiren los recortes. Se puede demostrar que la educación pública, es mejor, con más calidad, con un profesorado más seleccionado y con más democracia
en el funcionamiento de los centros que en la privada. Por eso y porque es de todos los ciudadanos hay que
defenderla.
El profesorado, las familias y el alumnado, los sindicatos, las asociaciones de vecinos, la Plataforma por la Escuela Pública y el movimiento 15-M. tienen el reto de levantar la bandera de la defensa de la Escuela Pública.
(*) Profesor de Secundaria. Vallecas
La jornada de un profesor de Secundaria
La jornada es de 37,5 horas semanales, de las cuales: 27 presenciales: 18 de ellas lectivas: con un grupo de alumnos, y 9 complementarias: guardias, coordinación en los departamentos y entre profesores, bibliotecas, atención a alumnos y familias, labor tutorial, actividades extraescolares, claustros y otras reuniones, etc. Todo ello está regulado legalmente y aparece recogido en el horario de cada profesor. Hasta las 37 y media, las horas no presenciales se dedican a organización y preparación de las clases, corrección de exámenes, trabajos y cuadernos, participación en proyectos (cada profesor viene a tener del orden del centenar y medio de alumnos y en algunos casos más).
El valor de las tutorías
En la ESO no sólo se enseña, sino que se educa, y la tutoría es fundamental para que los alumnos crezcan como personas y aprendan a convivir. Son básicas para: Conocer al alumnado, integrarlo y atenderlo. Desarrollar su participación,
su motivación y su autoestima. Generar dinámicas de grupo positivas y organizar la clase. Trabajar la convivencia y la resolución de conflictos. Relacionarse con las familias.
Orientar académica y profesionalmente. Abrir la educación a la sociedad con la entrada de otros agentes y expertos educativos. Preparar viajes de fin de curso y extraescolares.