El rugby sí es un deporte de mujeres

ISABEL BELDAD

Hay en Vallecas un equipo de rugby senior, tanto masculino como femenino, llamado Vallecas Rugby Union. Los chicos llevan cuatro años y juegan en Tercera Regional; ellas, cuentan con tan solo tres años a sus espaldas y desde este año juegan en Segunda Regional. Un logro ganado con pasión y esfuerzo, pues ser un equipo de mujeres en un deporte de contacto, en el que aptitudes físicas como la fuerza —comúnmente atribuida a la idea tradicional de «masculinidad»— no es un camino fácil. De puertas para afuera, claro, pues ellas, partido a partido, disfrutan, muestran su profesionalidad y desmontan los mitos que cualquiera a estas alturas se atreva a tener.

También lo hicieron el pasado 15 de febrero en la Taberna Castellana, durante su charla «La mujer y el deporte». Una exposición en la que las vallecanas ofrecieron información sobre la historia internacional de este deporte, también sobre la historia del Vallecas Rugby Union, para terminar comentando algunos aspectos sobre su experiencia como jugadoras.

Un acercamiento necesario a un deporte del que no se conoce mucho, sin embargo, sus valores deberían ser un ejemplo a seguir para el resto de deportes. Estos valores son cinco, según el World Rugby: Respeto, Integridad, Pasión, Solidaridad y Disciplina. El respeto es la piedra angular del juego y quizás sea el valor más conocido, pues las lecciones de elegancia que dan las y los deportistas en su trato a sus árbitros/as, entrenadores/as, capitanes/as y también al equipo rival, son para quitarse el sombrero. «La capitana incluso, te regaña a ti. Esto va a facilitar siempre el trabajo al árbitro», comenta una de las jugadoras del VRU. Dentro de este respeto se podría encuadrar también el famoso «tercer tiempo», en el que, después de cada partido, se invita al equipo visitante a comer y beber. Y aprovechando el ambiente distendido del bar, se aprovecha para olvidar cualquier tipo de diferencia que haya ocurrido durante el juego.

LA REPRESENTACIÓN IMPORTA

Durante la charla también hubo tiempo para realizar un Quiz con datos sobre rugby en el que se aprovechó para en valor grandes figuras del rugby femenino como son la irlandesa Joy Neville; primera mujer en arbitrar el torneo de las Seis Naciones Masculino, o Alhambra Nievas; mejor árbitro del mundo en el año 2016. Porque en el deporte femenino la representación importa; y mucho. Pues lamentablemente, si creces siendo socializada mujer, desde niña se te enseñará que el deporte, y más aún un deporte como el rugby, no está hecho para ti. Para combatir esta herencia cultural hacen falta referentes positivos que animen a pensar que tú, como mujer, también puedes hacerlo.

Pero el Vallecas Rugby Union femenino no solo subvierte las normas desde este planteamiento de género, también lo hace siendo un equipo surgido en un barrio que poco tiene que ver con los contextos socioeconómicos de la mayoría de equipos de rugby, surgidos en ambientes universitarios y de clase alta. Ellas llevan la bandera de Vallecas con orgullo y se implican en todas las causas sociales que pueden: en la campaña  del frío, en recogidas de alimentos, en las fiestas populares del barrio… Del barrio, dicen, reciben todo lo que dan.

«Queremos romper con el clasismo de este deporte y también con el machismo», comenta Sara, una de las capitanas del equipo, para después pasar a apuntar las cuatro barreras que encuentran como mujeres deportistas. Por un lado, la discriminación, sobre todo cuando este deporte se profesionaliza. Por otro lado, también se habló del trato diferente por parte de la afición, que han llegado a decir en repetidas ocasiones que «ni es rugby, ni es femenino». Un prejuicio que causa algunas conversaciones internas en el equipo y que las vallecanas tienen claro en asociar a esa manera hegemónica de jugar, que aunque muchos lo crean, no es la universal. «Si no sigues la manera masculina de jugar al rugby, parece que no es rugby», comenta una de ellas, y añade: «La feminidad siempre depende de desde dónde se vea. Cualquier tipo de mujer es válida en el deporte».

Si viéramos constantemente deportistas en la TV, también querríamos seguir esos ejemplos, pero no interesa, pues no nos quieren libres y el deporte libera

A estas barreras hay que sumar el bloqueo mediático que invisibiliza los logros de las deportistas y los equipos femeninos. «Si viéramos constantemente deportistas en la TV, también querríamos seguir esos ejemplos, pero no interesa, pues no nos quieren libres y el deporte libera», señala una de las jugadoras, Henar. Y como solución propone una alfabetización deportiva, aprender juntas sobre deporte; trabajar con el resto de mujeres para inculcarse ese gusto por los deportes y crear espacios de empoderamiento. Una cualidad, esa del empoderamiento, que el deporte aporta siempre.

En el debate final, otra de las jugadoras, Sandra, no quiso cerrar la charla sin apuntar que no solo en el campo, también en la afición son necesarias las mujeres, «hacen falta más mujeres viendo a mujeres». Ahora que están claras las claves, ¿cambiamos el juego?

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