Por Juan Rodríguez
Un partido divertidísimo el que se vivió en Vallecas entre un Rayo que sigue homenajeando cada fin de semana aquel hit playero de “no pares, sigue, sigue” y un Sevilla que, sin ser ni de lejos aquel Sevilla arrollador de hace algunas temporadas, sí que ha recuperado cierto vigor y le convierte en uno de los equipos más complicados de la competición. La cosa acabó en tablas cuando, por las ocasiones de ambos conjuntos, lo normal hubiera sido un 3-2 o un 4-2.
Sí, en este partido ficticio el ganador hubiera sido el Rayo Vallecano, porque las ocasiones que falló durante todo el encuentro, especialmente tras el gol de Lukebakio que empataba la contienda, fueron de traca. Debo sacar al comentarista cascarrabias que llevo dentro (al que silencié durante varias jornadas) para volver a decir que el Rayo tiene un problema de gol. Y cuando digo “problema” no me refiero a que vaya a abandonar su lucha por los puestos europeos, sino a que, de contar con un delantero centro que percutiera las redes rivales cada cierto tiempo (Camello finalmente se desinfló, lo de De Frutos fue casi una aparición mariana, RDT ni está ni se le espera…), el equipo regalaría a la afición goleadas o, al menos, marcadores mucho más holgados. Pero la situación es la que es, y, como diría el Laporta del pasado “al loro, que no estamos tan mal”, porque el equipo de Íñigo Pérez sigue arriba en la tabla de clasificación (séptimo, empatado a puntos con el Mallorca) y sigue rondando los puestos europeos, una pelea en la que va a seguir hasta el final de temporada.
Porque el compromiso colectivo de todo el equipo, el respeto a la idea de juego que tiene este Rayo 24-25, es inquebrantable salga quien salga al campo (Embarba y Trejo, por ejemplo, fueron de la partida en esta ocasión) y me da a mí que aún tiene cuerda para rato. Europa está a tiro, y el Rayo va a seguir disparando. Esperemos, eso sí, que tenga mejor puntería que en el encuentro con el Sevilla. Metámonos ya en harina del mismo: Nteka tuvo el primero en sus botas en una magnífica combinación entre el ‘chocota’ Trejo y Álvaro García, pero tiró al muñeco (ya sabéis, esa mutación de hombre a objeto que se produce cuando el portero rival no hace nada del otro mundo para salvar un remate, sino que se limita a ser un bulto que está ocupando un espacio y el delantero del otro equipo, en lugar de esquivarlo y tirar a cualquier otro lugar de la portería, tira al bulto). Una pena que no acabara en gol una jugada tan bien trenzada, por la belleza y perfecta ejecución de la misma hasta ese remate final, pero también porque era darle definitivamente la vuelta al partido, tras un inicio algo frenético por parte del Sevilla, que parecía que tenía prisa por embolsarse los tres puntos. “Quieto parao”, le dijo el Rayo según avanzaba el primer tiempo e imponía su dominio, pero se fue al vestuario sin el premio del gol.
En la segunda mitad, de nuevo vimos varias ocasiones falladas (una de Trejo clamó al cielo cuando, en lugar de chutar o regatear a Nyland, se quedó a mitad de las dos cosas) hasta que Ratiu se sacó un tiro con efecto que, no sé yo si llevaba el mando de la Play escondido en el bolsillo del pantalón o qué, pero acabó en la misma escuadra de la portería sevillista y puso el 1-0 en el marcador. Fue uno de los goles más bonitos de la jornada y, sin duda, lo será de toda LaLiga (sí, he visto el futuro y no habrá goles mucho más bonitos que este).
Tras esto, Ratiu no pudo hacer el segundo (a ver, poder pudo, pero Nyland se lo sacó) y Lukebakio respondió al golazo rayista con uno de su propia cosecha, tocadita con efecto con la zurda y a la cazuela. Dos golazos como dos soles, el que no hubo durante todo el partido. Y el que no alumbró a los jugadores del Rayo tras ese 1-1, porque ocasiones tuvo unas cuantas para hacer el segundo y dejar los tres puntos en Vallecas: chutazo desde su casa de Lejeune que sacudió toda el agua acumulada en el larguero de la portería de Nyland, remate de Álvaro, cabezazo de Guardiola que aún no logro entender cómo no acabó en la portería… En fin, hay veces que la pelotita no quiere entrar. Y, tras esos dos tantos de tan bella factura, debió entender, ella, la pelotita, que ningún otro gol estaría a la altura de los anteriores, con lo que mejor quedarse donde estaba. Si la pelota lo decidió, bien decidido está.
El próximo partido del Rayo es fuera de casa el domingo 9 de marzo a las 16:15 contra el Real Madrid
El ranking:
El héroe del partido: Nyland, que detuvo todo lo parable y lo imparable. Más allá de lo mucho que fallara el Rayo, que falló, cuando afinó un poco la puntería se encontró con un muro.
El villano: La meteorología, que no acompañó un partido pleno de emoción y jugadas de nivel, de esas que deleitan a la afición.
El datito: Esto no se conocía, pero el Estadio de Vallecas, además de como campo de fútbol del Rayo Vallecano, también es utilizado como sala de exposiciones. El sábado 1 de marzo, sin ir más lejos, se expuso allí una obra de arte del artista Andrei Ratiu, un golpeo de derecha que entró por la escuadra izquierda del portero del Sevilla trazando un movimiento de tal belleza que, si hay justicia en el mundo del arte, será expuesta en los museos de todo el mundo. Que lo gocen también por ahí fuera. O que vengan a Vallecas, ellos mismos.
La pregunta: En serio, ¿qué pasa con Eto’o? ¿Cuántos hat-tricks más va a tener que meter con el filial para que ayude al primer equipo a meter esos goles que no acaban de llegar? ¿Para qué convocarlo y dejarlo en el banquillo de suplentes cuando ves que estás rozando el gol del triunfo?
Declaraciones:
Andrei Ratiu: «Se nos escaparon dos puntos. Hemos tenido ocasiones para finalizar mejor. Yo el primero. Ellos meten un golazo. En el gol, nada más recibir el pase pensé en tirar. Se lo dedico a mi familia y a mi futuro hijo».