EDITORIAL
Estos días atrás, El Pozo ha sido noticia en los principales medios de comunicación. Qué lástima que sea para hacerse eco de estas “malas noticias”, y no para hablar de las “buenas cosas” que se hacen en este barrio y en otras zonas de Vallecas; así como en otros barrios de Madrid.
Un vecino apuñaló y mató a otro por un motivo sin mayor importancia y los vecinos se han manifestado durante días en contra de los hechos, pidiendo también que la familia del agresor se aleje del barrio. Pasados diez días, el autor de los hechos se entregó en comisaría, al parecer, a cambio de que no se exija a su familia que se marche del barrio.
Ante hechos de este calibre, una pregunta que se presenta es: ¿Qué hacer cuando estos hechos suceden al lado de la puerta de la propia casa? Porque alguna respuesta habrá que dar.
No hay que dejar pasar por alto que “la violencia” en sus múltiples manifestaciones está creciendo día a día y este tipo de situaciones se van a seguir dando y posiblemente también creciendo. Es mucha la violencia que se va desarrollando dentro de cada uno y que viene por muy diferentes razones; problemas personales y sociales de todo tipo que siguen sin tener respuesta. Esto no justifica las acciones violentas, pero es necesario intentar entender el contexto en el que vivimos y la raíz de las mismas.
Es fácil querer encontrar en la venganza la respuesta a cada acción violenta, pero sería conveniente poner una mirada más humana e intentar entender estos actos como “graves errores” a los que el propio autor de los hechos debería responder con una actitud de intentar “reparar” el mal ocasionado.
Vallecas VA, desde sus comienzos ha definido su línea editorial en resaltar y comunicar todo aquello que “VA”, en la dirección positiva. Siguiendo en esa línea, aprovechamos para destacar lo que ha venido siendo la tónica general en El Pozo del Tío Raimundo en su historia. Este barrio es un ejemplo de convivencia entre personas de distintas culturas y etnias. El Centro Cultural, los colegios de la zona, las asociaciones culturales, infantiles, de vecinos, deportivas, etc. han dado vida al barrio. Esta es la realidad del día a día en una zona en la que la vida de vecindad no ha sido caracterizada para nada por una “mala convivencia”, sino todo lo contrario; reflejo de lo cual son la multitud de proyectos conjuntos culturales, reivindicativos y sociales puestos en marcha es este gran barrio.