El Alto del Arenal demanda un centro de mayores digno

Su Junta Directiva denuncia que el actual no reúne las condiciones ni presta los servicios necesarios para este grupo de población

De izquierda a derecha, Emilio, vocal; José Antonio López, presidente; y Pedro Catalán, vocal. Foto: L. C. Ríos

Por Luis Carlos Ríos

Nadie tendrá 40 años para siempre. El destino de cualquier vallecano, con un poco de suerte, es llegar a mayor y estar lo bastante bien para querer seguir disfrutando de la vida. Los centros de mayores son espacios potentes para compartir el gozo de encontrarse, una mañana más, en el mundo. También son el punto de encuentro de personas que están en el mismo momento vital, que comparten intereses y recuerdos. Hacerlo en un espacio acondicionado y cómodo es el reclamo de los mayores del Alto del Arenal. José Antonio López, presidente de la Junta Directiva del centro de mayores de este barrio de Puente de Vallecas, si se puede llamar así, canaliza sus exigencias y descontento. Le acompañan Pedro Catalán y Emilio, vocales de este espacio.

“Llevamos desde 2017 pidiendo esto” afirma Emilio, en alusión a un documento de peticiones fechado el 2 de marzo de dicho año. En él afirman que cuentan con 1.800 socios inscritos y que la falta de espacio les priva de la oportunidad de participar de las reuniones de organización, talleres, bailes y muchas otras actividades. Tras abandonar el primer lugar de encuentro, en Sierra Salvada 32, desde la pandemia el lugar que les acoge es donde se realiza esta entrevista. Consiste en una sala de mesas y sillas, con un pequeño despacho sin puertas, dentro del Centro Juvenil Río Esmeralda. “Esto no está preparado para nosotros. En absoluto. Aquí no pueden venir personas mayores a hacer nada”, zanja Emilio.

En la página web oficial del Ayuntamiento de Madrid, sin embargo, sigue figurando como Centro Municipal de Mayores Alto Arenal. El edificio se encuentra en reformas que se han dilatado en el tiempo. Tampoco hay garantía de que se vuelva a abrir como centro de mayores, dado que fue declarado no apto para tal fin. “Lo que no puede ser es que la gente después de tanto trabajar tengan un sitio insalubre, es una pena”, afirma José Antonio. Emilio completa: “Los servicios a los que tenemos que entrar los mayores están dentro de una oficina (…) Tengo dos amigos que se tienen que tomar una pastilla a las 11 de la mañana y cada media hora tienen que ir al servicio. Para eso hay que poner cara dura, llamar a la puerta y pedir permiso” narra.

Carencias

La falta de una oferta mínima de cuidados para los mayores es otro de los elementos esenciales que echan en falta. “¿Usted conoce un centro de mayores en el que no haya informática o peluquería? (…) Aquí ni informática, ni peluquería, ni cafetería”, se pregunta Pedro Catalán. “O un podólogo”, agrega José Antonio. “No hay un punto social, es lo que no tiene, que es la cafetería. Aquí se discute, pero se sientan ahí y echan su partida. ¿A qué vas a venir tú a jugar aquí, si después no me puedo tomar nada?”, añade. La propuesta intermedia de colocar máquinas expendedoras está, para José Antonio, descartada. “¿Tú te crees que con la gente mayor se va a estar jugando a la maquinita para sacar una cerveza, una botella de agua? ¿Tengo que tener cambio para cuando baje a hacer gimnasia sacarme una botella de agua?” cuestiona, indignado. De momento, en el espacio para mayores, no hay ni barra de cafetería ni máquina expendedora.

“Socios somos 1.800”, cuenta el presidente de la junta. “Y no vienen 8”, le recuerda Emilio. “Yo vengo aquí desde hace 5 meses, y vengo los martes, miércoles y jueves. Y todavía no he podido conseguir que nadie se apunte a un viaje”, describe Pedro Catalán, para añadir perspectiva.

El descampado en la calle de Sierra Faladora

Además de las deficiencias estructurales del centro, se suman otras del entorno. Aquí las propuestas son claras. El acceso, tanto por la Avenida de Buenos Aires como por la calle de Río Esmeralda, están en cuesta. Echan en falta la presencia de bancos o de una ruta de autobús más cercana. “Esa cuesta, una persona de 80 años, a las 3 de las tarde…” José Antonio deja la frase en el aire. No hace falta decir más.

Soluciones

Desde la Junta Directiva también proponen soluciones: “Se está pidiendo bancos donde, a la mitad de la cuesta, te sientes. ¿Autobuses? Que pasen por esa calle y te dejen en la puerta”. No es cuestión baladí. Hay dos paradas de la EMT cercanas al centro. Desde la ubicada en Pablo Neruda son unos 290 metros de caminata. Por el otro lado, desde la Avenida de Buenos Aires con Pedro Laborde, son 130 metros en cuesta, de ida, y en pendiente de regreso.

Esas distancias no son nada problemáticas para alguien capacitado de menos de 40 años. Pero conforme aumenta la edad, también las distancias se alargan. La solución, entienden, podría ser desviar las rutas 136 o 144 para cubrir poco más de medio kilómetro de la Avenida de Buenos Aires. Por otro lado, en el recorrido más corto, de 130 metros, no hay ningún lugar para sentarse. Al respecto, consideran que más sombra y lugares de reposo son un complemento indispensable en torno a los centros de mayores.

Las causas del abandono se las atribuyen a un problema de fondo. Afirman que las personas de avanzada edad en toda Vallecas se enfrentan a un trato discriminatorio. “Lo que está claro es una cosa: que el señor concejal (Borja Fanjul) por la gente mayor no está haciendo absolutamente nada”, empieza Pedro Catalán. “Lo que es Vallecas, el Pueblo, el Puente… La discriminación que hay con la gente mayor es insólita”, completa José Antonio.

Las exigencias concretas de la Junta Directiva del Centro de Mayores del Alto del Arenal son, sencillamente, tener un espacio propio. A su juicio, el lugar en el que se encuentran es precario, está mal equipado y, encima, lo comparten con jóvenes, un colectivo con necesidades muy diferentes. Las quejas por ruido y el aforo son constantes. “Solo pedimos un sitio, no pedimos el oro y el moro. Si han gastado en esto, que vale una pasta, para los jóvenes, ¿por qué no se pueden gastar en hacer un centro de mayores?”, se pregunta su presidente. En el documento discutido con las autoridades plantean la utilización de un terreno municipal situado en la calle de Sierra Faladora. El descampado, de unos 2.000 metros cuadrados, es usado como aparcamiento y depósito de residuos. En su lugar podría haber un nuevo centro de mayores en Alto del Arenal.

La cafetería, para finales de año

Mientras, desde la Junta Municipal recuerdan que Puente de Vallecas dispone de 7 centros de mayores y que ningún distrito de esta ciudad cuenta con un número igual de este tipo de equipamientos. Además, explican que en lo referente al Centro de Mayores Alto del Arenal, cuando comenzó la legislatura con este nuevo equipo de gobierno, el problema estructural de este centro ya existía y previamente no se había hecho nada.

«Desde el minuto uno de la legislatura se está en contacto constante con la junta directiva del centro y trabajamos en conjunto para buscar la solución más adecuada, ya que se generaban problemas de seguridad debido a fallos estructurales en la comunidad de vecinos en los que se encuentra el centro. A día de hoy, estos inconvenientes estructurales siguen sin resolverse por parte de la comunidad de vecinos que es quien debe solventar la obra», explican a Vallecas VA.

Por otro lado, aluden a que gracias a que durante esta legislatura se licitó y ejecutó un nuevo centro en el distrito, «se decidió en conformidad con la junta directiva el traslado a esta nueva ubicación en la calle Río Esmeralda». «Desde ese momento se dotó al centro con lo necesario para su funcionamiento. Únicamente está pendiente de ejecutar la nueva cafetería para el centro. Para ello se está en contacto constante con los usuarios y el pasado 15 de julio el concejal, asesores y técnicos se reunieron con la junta directiva para exponer el proyecto ya diseñado de la nueva cafetería y amoldarse a sugerencias», argumentan.

«En esta reunión se informó de primera mano del estado y plazos de ejecución de la cafetería. En este caso, se anunció que se espera asignar el proyecto a través de un contrato menor a mediados de octubre, y la obra duraría alrededor de un mes. Es cierto que toda obra está sujeta a imprevistos, pero es factible que la cafetería esté finalizada antes de final de año», concluyen desde la Junta de distrito.

 

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