REDACCIÓN
En sus letras combinan la poesía con la crítica social, pues consideran el rap como su forma de “hacer política”. Desde el barrio para el barrio.
El colectivo Warriors lleva 9 años haciendo rap en español desde Vallecas. Funcionan como grupo, pero además, cada uno de ellos tiene sus trabajos en solitario. Ahora están preparando un nuevo disco que no tardará en ver la luz. Lo han llamado «Muro» en homenaje al periódico clandestino —con el mismo nombre— hecho por los presos de las cárceles franquistas, donde se mezclaba poesía y noticias sobre todo lo que acontecía en el frente.
Decís que estáis ligados a causas sociales y es verdad que en vuestras canciones hay un fuerte componente de reivindicación y crítica. ¿Cuáles son los temas que más os gusta tocar desde esta perspectiva?
Sox: No sé si hay temas centrales pero sí que es verdad que hay una columna vertebral que nos une a todos que podríamos decir que es el antifascismo. Hay unos pilares y valores que esa palabra representa y que suelen ir acordes con el movimiento del hip-hop. Ese sentimiento es el que te deja expresarte libremente sobre cualquier cosa. Un día podemos hablar de que nos ha salido mal la tortilla y otro de que Rajoy es un canalla (por decirlo flojo).
Fuser: Además de ser antifascistas también en el colectivo se lanza mucho el mensaje del anticapitalismo, la concienciación, el antirracismo, una crítica al machismo, un apoyo a los y las compas del movimiento LGTBI… Tocamos sobre todo la rama y estamos del lado de los colectivos que están más castigados. En gran parte por los tiempos en los que vivimos; entre la crisis y el crecimiento de las ideologías de derechas…
Borjita: El rap es nuestra manera de protestar abiertamente; también es nuestra vía de escape, que no solo lo hacemos para protestar. Hay muy pocos temas de los que no digamos algo, aunque sea una frasecilla.
El rap es nuestra manera de protestar abiertamente y también nuestra vía de escape
Vilach: Al final lo que hacemos no es nada que no pudiera hacer otra persona de aquí del barrio, nosotros vemos y escribimos, y nos fastidia lo que le fastidia a todo el mundo. Hablamos de lo que observamos cuando trabajamos o vamos por el barrio y que atenta contra nuestros derechos. Pero eso a nosotros y al pintor, a la frutera de abajo… Lo que pasa es que nosotros escribimos y somos un poco la voz de esas personas, por eso nos consideramos reivindicativos.
Santa: Nuestra música es nuestra forma de hacer política. Venimos todos de aquí de Vallecas y si algo no le falta a Vallecas es ese espíritu combativo que ha tenido siempre y que no se va a perder jamás.
Hay una letra de Vilach que dice «Es Vallecas no es Madrid». Es bastante representativa, pero, ¿puedes desarrollarla un poco?
Vilach: A ese tema le tengo mucho cariño, es muy emblemático del grupo, nos encanta cantarla en directo, a la gente le transmitimos ese amor hacia Vallecas. En esa frase intento dar a entender que Vallecas no pertenece a Madrid, sino que es completamente distinta, que Vallecas es reivindicativa. Esos barrios; Vallecas, Carabanchel… tienen una historia reivindicativa. Ser de Vallecas es una identidad, nosotros somos vallecanos, esto es Vallecas no es Madrid.
Santa: Por política puede que Vallecas pertenezca a Madrid pero no, por ideales y por historia Vallecas tiene su propia cultura individual. Cualquier persona de aquí lo sabe y además eso se vive.
Fuser: Sí, es una identidad propia que se vive. Me ha pasado alguna vez cuando voy fuera de Madrid que me pregunten de dónde soy y yo decir «soy de Vallecas». Hay gente que esa identidad ya la reconocen, el barrio es conocido.
Sox: Sí, son barrios donde por historia ha habido acontecimientos importantes y se ha demostrado que hay mucha clase obrera y mucha resistencia del pueblo.
¿Organizáis algo en el barrio además de conciertos? Batallas de gallos o cualquier tipo de iniciativa para que los y las jóvenes se vinculen…
Vilach: Hacemos la Warrior Party, que es una fiesta gratuita y anual en la que actuamos casi siempre nosotros y también damos salida a grupos emergentes o que nosotros pensamos que son emergentes. Damos salida a gente del barrio, del entorno del rap y hasta a bandas. También hemos hecho alguna batalla de gallos. Por otro lado, hemos tenido un año o dos el estudio en La Atalaya, donde era totalmente gratuito grabar para la gente que se acercase. También dábamos algunos consejos para escribir si la gente quería. En este local en el que estamos también queremos hacer un estudio de grabación.
El rap en español de finales de los noventa y principios de los dos mil marcó de alguna manera escuela. ¿Veis que de alguna manera sigue vivo en la escena actual? ¿Cómo veis el panorama?
Borjita: En aquel entonces lo que era el rap hardcore o más protestón era lo que más triunfaba, ahora igual ha derivado en algo más comercial pero ahora lo que hay es un gran abanico de estilos de rap. No solo estamos nosotros haciendo rap, aquellos de los noventa que todos escuchamos de alguna manera siguen haciéndolo y sigue llenando salas. Nosotros venimos de ese rap y venimos de ahí. Pero ahora el rap es mucho menos purista y variado, hay gente que no le gusta la política y habla de amor.
Sox: Sí, de alguna manera se ha profesionalizado. Antes venía con el paquete del hip-hop y la idea del hip-hop que venía de EEUU, entonces era muy purista y faltaba este desarrollo, ahora la música ha evolucionado y donde nos encontramos ahora es donde estarían hace diez años en EEUU, ya no son los chicos en el garaje haciendo música antisistema.
Santa: Ahora hay grupos aquí que lo están partiendo y se debe a eso que dicen mis compañeros de la fusión de estilos. Hay una frase que para mí lo resume: «El rap a España lo trajeron los punkis, por eso ahora os confundís».