MIGUEL GÓMEZ GARRIDO
La Asociación de Vecinos de Alto del Arenal continúa impulsando nuevos proyectos. Su composición, mayoritariamente joven, es un soplo de aire fresco para un formato que no triunfa entre las nuevas generaciones.
Es miércoles por la tarde en la calle Pedro Laborde. Desde lejos se aprecia la luz de un local pequeño. En frente, la parroquia de Patrocinio de San José se erige como un gigante. Dentro, seis personas se refugian del frío. Una de ellas reparte copias de su currículum. No. No es una entrevista de trabajo. Es la red de asesoría laboral de la Asociación de Vecinos de Alto de Arenal, y se encuentra en plena faena. La mujer protesta por los requisitos de las nuevas ofertas de trabajo. “Ahora se necesita el Bachillerato hasta para limpiar”, lamenta. Los voluntarios le recomiendan no tomárselo demasiado en serio. Probar en todos lados. Ella les agradece los consejos, y ellos, antes de despedirse, le recuerdan que puede volver cuando quiera.
Casi todos son jóvenes. Esta circunstancia sorprende de primeras. En los tiempos que corren, colaborar con tu asociación no es, precisamente, el último grito. Jose, sin embargo, asegura que “engancha”. “Al principio comienzas conociendo a alguien, pero poco a poco te interesas por tus problemas y por los de los vecinos. Y te das cuenta de que es una herramienta de lucha, cercana, para hacer frente a los problemas cotidianos”.
Es una herramienta de lucha, cercana, para hacer frente a los problemas cotidianos
Por ejemplo, a los conflictos de convivencia. Para su resolución, aseguran, es clave la figura del dinamizador vecinal. “Es importante remarcar que muchas veces viene el vecino o la vecina a quejarse de los problemas de su bloque, y que, gracias a la figura del mediador, se consigue evitar que intervenga la policía. Es una zona muy castigada por el paro, especialmente multicultural y con multitud de pisos de realojo vertical, con poco seguimiento”, asegura Bea.
La mediación no es su única actividad. A nivel cultural, por ejemplo, cuentan con dos proyectos “veteranos”: las Teatrekas y En Tu Plaza. Las Teatrekas son una compañía de teatro femenina que, actualmente, prepara una obra para rescatar la memoria histórica de las mujeres del barrio. En Tu Plaza, por su parte, trata, a través de títeres, de educar en valores a los más pequeños. “Es fundamental, porque hoy se están poniendo en cuestión las ideas más básicas de respeto o tolerancia”, lamenta Bea.
Tratan, además, de suplircarencias en un distrito que, por aportar un dato, no cuenta con ningún centro juvenil. Pero no vale cualquier cosa. El contenido debe contener “calidad y mensaje”, afirma Bea. Además de, añade Jose, estar impregnado de toda “la cultura popular”.
CLASES DE APOYO ESCOLAR Y RED DE APOYO LABORAL
A estas actividades de mayor recorrido se les han sumado dos de más reciente cuño: las clases de apoyo escolar y la mentada red de apoyo laboral. Con las primeras vienen, prácticamente, a cubriruna urgencia. Chispa e Iris, las asociaciones de la zona que ofrecen un servicio similar, no dan abasto, y se han visto obligadas, incluso, a mantener a muchos niños en lista de espera. De esta manera envían, de paso, un mensaje contra el abandono escolar.
La red de apoyo laboral ha estado, en paralelo, gestándose un año. Sus impulsores se han formado a conciencia para ofrecer una herramienta que, consideran, puede resultar útil en una de las zonas con más paro del distrito. “En esta zona y en este barrio nos encontramos con conflictos en comercios locales pequeños que no tienen, por ejemplo, representantes sindicales ni sección sindical porque tienen cuatro curritos. O gente que busca empleo y, aparte de bajarse a la calle, no sabe adónde ir. O personas que no saben leer una nómina. Son necesidades que hemos detectado, no nos las estamos inventando”, comenta Bea.
No se cierran, sin embargo, a ninguna colaboración. “A cualquier persona que viene con un conflicto laboral y quiere, por ejemplo, asesoría jurídica, aunque aquí la podemos ofrecer, le recomendamos que se sindique. No es contradictorio”, explica Bea. “Nuestra idea es que el propio trabajador tome la iniciativa, que utilice el proyecto como una herramienta, que aproveche el espacio sin tener necesariamente que pasar por nosotros” apuntilla Jose.
Todo ello abarca, en conjunto, un surtido ambicioso de propuestas con las que intentar mejorar la vida del barrio. Sin embargo, son pocos miembros. ¿Pueden y podrán con todo? “Realmente aquí somos menos de las que nos gustaría ser” responde Bea, “porque tenemos compañeros que no pueden participar de forma activa por su trabajo, por sus estudios o por su situación. Y esto se suma a que la participación hoy en día se entiende como que los problemas se solucionan votando, o saliendo a una manifestación al año, y no en el trabajo cotidiano”. Jose abunda en la crítica: “Hay asociaciones de vecinos que han perdido el norte de lo que debe ser el movimiento vecinal. Han dejado las calles para centrarse en el modelo institucional. Han dejado las reivindicaciones para ofrecer un set de servicios (clases de yoga, clases de baile…). Eso está muy bien, pero no es suficiente”.
Por ellos, desde luego, no será. Ya es noche cerrada, y todavía tienen que reunirse para cerrar tareas.