Por Antonio Osuna
Vale, supongamos que la cuesta de enero está superada. Todos los excesos de Navidad y los desatinos económicos que ésta conlleva han sido superados. La carrera por las rebajas pasó a mejor vida. Desde hace algunos años Internet ha suprimido esas colas y esas imágenes de señoras mayores tirando de trapos mientras el reportero trata de esquivar bolsos eran el punto cómico perfecto, el cierre ideal de unas tediosas fechas. La red hizo posible que desde tu sofá, con los pies cerca del brasero, puedas pedir ropa, calzado, complementos y un largo etcétera de “lo que sea” y, como no, con opción de entrega en casa o recogida en tienda. Todo depende de las prisas de cada uno. Me hizo mucha gracia comprobar este año que las rebajas comenzaron al acabar el año. Como decía, la imagen del día 6 y los empujones a las puertas de los almacenes son cosas del pasado. Es decir, que si seguimos en esta línea tendremos rebajas en noviembre, las luces de Navidad en agosto (alguno hay ya por ahí que en agosto todavía no las ha quitado) y los polvorones sustituirán a las torrijas. Espero no llegar para verlo. De todos modos respiro tranquilo, pues lo logré, pasé la Navidad, otro año superado. Pero ahora… en febrero… ahora todo continúa. Seguimos en la rueda del hámster.
¡Siguen los carteles de rebajas! Eso ya no tiene sentido, es como el Black Friday. ¿Cuántos días dura? Ya no es un día, no es un viernes, es una semana, o 15 días al menos. ¿Qué pasa con las rebajas entonces? ¿Cuánto tiempo duran? Es más, ves carteles de “últimas rebajas” y os juro que más de una vez me han entrado ganas de pasar a la tienda y gritar: – ¡No se lo cree nadie! Deberían cambiar el cartel por: Llevaos lo que queda que no quiere nadie, por favor. Así al menos serían claros con su producto.
Después de haber pasado todas las fechas de excesos haciendo eso mismo, engordando en todos los aspectos menos uno, la cartera, que claro está llega a finales de enero pidiendo clemencia, aparece la fecha del amor. El día 14, y… sí, de vuelta a empezar. Otra vez las carreras por las compras, las colas, los precios que ya no sabes si están de rebajas o los están inflando aposta si entras en la tienda con cara de enamorado. Vuelven los anuncios de colonias, los… “dile que le quieres” y en ese momento es muy lógico que te sientas como Bill Murray en el día de la marmota.
Ahora me asalta una duda, ¿existen rebajas de San Valentín? ¿Hay descuentos para los despistados?
Dicen que el amor lo puede todo. Eso espero, pues después de los gastos de enero y febrero no sé si me llegará para la factura de gas. Sofá, manta y película. La mejor manera de ser Bill Murray.