ROBERTO BLANCO TOMÁS
Los vecinos del nº 55 de la calle Pablo Neruda comprueban, según va pasando el tiempo, cómo las grietas que comenzaban a manifestarse en las paredes de sus viviendas van a más, alcanzando en algunos casos anchura y longitud considerables. “Esto va a peor: me han salido nuevas en este último año”, comenta Jesús Rodríguez, cuyo inmueble, el 3ºB del portal 6, presenta grietas en casi todas sus habitaciones. Pertenece al ala más afectada hasta el momento, donde habría cedido un pilar, afectando a todas las viviendas, en progresión ascendente.
Las causas del problema, según la comunidad de vecinos, serían la naturaleza del terreno sobre el que se asienta el bloque, arcillas expansibles, y una deficiente construcción, con cimentación insuficiente. “Mientras no se ha filtrado agua, no ha ocurrido nada”, apuntan, pero a causa de un saneamiento mal diseñado, en el que se han producido fugas, “se ha mojado el terreno y ha comenzado a ceder”, dando lugar a la peligrosa situación actual. Además, “se han encontrado bajo el edificio escombros sin retirar y cuevas”, lo que habría acentuado el problema.
El vecindario de estos bloques del IVIMA data de 1987, cuando era realojado tras el derribo de sus viviendas anteriores. Desde el año 2008, el Instituto ha dejado de responsabilizarse de los desperfectos de las viviendas, y ahora los vecinos observan cómo el tiempo juega en su contra para solucionar un problema cuyo coste no podrían afrontar. Según nos cuentan desde la presidencia de la comunidad, habría cedido un nuevo pilar y también están apareciendo grietas en los bloques 1 y 2. La comunidad ha realizado ya un buen número de escritos, dirigidos a las distintas Administraciones y al Defensor del Pueblo, pidiendo soluciones, pero hasta el momento “no nos han hecho caso”, protestan, por lo que se encuentran estudiando emprender acciones legales al respecto.
