Por Antonio Giraldo
Hace un par de semanas, consciente de la brecha que supone la circunvalación M-30 para la ciudad de Madrid, lancé por Twitter una propuesta para solucionarlo y que yo mismo denominé Parque-30, y que no es otra cosa que eliminar definitivamente la M-30. O al menos el tramo que discurre en superficie, seccionando todo el este de la ciudad y dividiendo los nueve distritos que atraviesa.
La radicalidad de esa idea, y el motivo por el cual ha trascendido tanto, es que no planteé un soterramiento o un tratamiento de los bordes, sino en directamente suprimir esos casi 13 kilómetros para en su lugar construir un gran eje verde que reconectase todos esos distritos, y a la vez funcionase como espacio verde transversal hacia otros corredores ambientales que también atraviesa.
¿Y qué pasa con el tráfico? Esa fue la primera pregunta que casi todo el mundo me hizo, lo cual ya revela bastante del concepto de ciudad que tenemos. Parece inconcebible que una autovía pueda simplemente eliminarse sin que ello suponga el caos absoluto para el tráfico. Pero es posible, hay varios ejemplos por el mundo en donde la supresión de una infraestructura viaria no solo no ha generado el caos que muchos auguran, sino que ha desincentivado el uso del automóvil. Y esa es precisamente la reflexión que pretendía. ¿No podemos buscar un modelo de movilidad alternativo que posibilite el proyecto Parque-30?
Sin duda alguna y a pesar de que Madrid tenga un más que notable transporte público, el modelo de ciudad está concebido por y para el tráfico de vehículo privado. En ese sentido Madrid se parece mucho más a cualquier ciudad estadounidense que a nuestras vecinas europeas, donde el peso del transporte colectivo tiene una dimensión totalmente diferente.
Con la llegada de la pandemia de la COVID-19, y aunque muchos ya lo reivindicábamos antes, nos hemos dado cuenta a la fuerza de la importancia que tiene el espacio abierto y, sobre todo, la ciudad como un lugar vivible. Hemos tenido que repensar de la noche a la mañana la forma en la que tenemos de ocupar las vías públicas e incluso la forma en la que trabajamos o nos desplazamos. Hemos visto también en Madrid, por primera vez en muchos años, el cielo azul sin la característica capa de contaminación que habitualmente nos sobrevuela, y parece que por fin hemos llegado a la conclusión lógica de que, sin alternativa posible, el futuro no podrá ser igual a lo que teníamos hasta ahora. Madrid necesita replantarse de raíz el modelo de ciudad que tiene.
Debate abierto
Quizá la propuesta de Parque-30 haya llegado en el momento oportuno en el que la sociedad en general está abierta a plantearse este debate y, por primera vez, abrirse a reconsiderar que lo mismo eliminar una autovía sí es posible si entendemos la ciudad de otra forma. Estamos en el momento oportuno en el que podemos dar prioridad a todos esos reclamos históricos de tantos barrios de la ciudad, en los que se pide que se acabe con esa frontera que supone la M-30, no solo urbana, sino también socioeconómica.
Quizás sea el momento de comenzar a visibilizar todos esos problemas que diariamente los vecinos de esos nueve distritos afrontan a consecuencia de ese trastorno urbano. Quizá sea también el momento idóneo para buscar soluciones viables y sostenibles a los futuros crecimientos necesarios de la ciudad. Es posible que un proyecto transversal como lo es Parque-30 pueda abrir la puerta a multitud de debates en donde encontrar esas soluciones.
Soy consciente de la enorme complejidad que un proyecto como el que planteo tiene, pero el hecho de haber abierto esa ventana de debate donde podamos reconsiderar la ciudad en donde vivimos ya es para mi un gran éxito. Y me parece que todos compartimos esas ganas por hacer de Madrid una ciudad mejor. Parque-30 solo es una idea, todo lo necesario vendrá a partir de ahora.
La Autopista M30, el tramo concreto de Avenida de la Paz, es un eje vertebrador de la ciudad entre el norte y el sur, siendo además el trazado directo entre Irún y Algeciras, es la conexión entre Francia y Marruecos. Vertebra el norte de la región de Madrid con el sur, siendo la mayor parte del tráfico no residente en el municipio. Pero también la M30 es el eje vertebrador de mercancías de la estación de contenedores de Abroñigal, que distribuye las mercancías que vienen del puerto de Valencia a toda la región de Madrid. La M30 forma parte de la extensión de la E5 autopista Europea de interés general. La M30 no pertenece a Madrid, pertenece a todos los españoles.
Curioso que el autor se ponga la idea de “Parque 30” cuando esa iniciativa ciudadana ya se propuso en el ayuntamiento de Madrid allá por 2018 y fue seleccionada por los vecinos de Madrid como propuesta a ejecutar en los presupuestos participativos… dejo enlace:
https://decide.madrid.es/presupuestos/presupuestos-participativos-2019/proyecto/13459?page=2