Una parodia transgresora de intrigas sexuales

‘50 Sombras, el musical’. Libreto: Albert Samuels, Amanda B. Davis, Emily Dorezas… Dirección: Matteo Gastaldo. Dirección musical: Fabio Serri. Diseño escenografía: Matteo Piedri. Reparto: Christian Grey (Leo Rivera), Ana (Ana Herebia), Pam (Flor Lopardo), Bev (Paule Mallagarai), Carol (Lucia Ambrosini), Dea/Pole Dancer (Paula Días), José (Tatán Sellés), Elliot (Carles Vallés) y Ensemble (Xavi Nogales). Teatro La Latina, hasta el 31 de marzo.

Un momento de la función. Foto: Teatro LaLatina

Por Pedro Lorenzo

Comedia musical basada en el best seller ‘50 sombras de Grey’ de E. L. James, del que se vendieron millones de ejemplares y es conocido en todo el mundo. En forma de parodia, es una divertidísima versión muy gamberra e hilarante: el libro cae en manos de tres amigas (Bev, Carol y Pam), que participan en un club de lectura, ávidas de sueños, y comienzan a fantasear experimentando cambios por la influencia que tiene sobre ellas la lectura del libro. Anastasia Steel, joven estudiante de literatura cae bajo el influjo del magnate sexual, excéntrico y vicioso Christian Grey. Como en la novela, hay una enorme carga erótica con sus intrigas sexuales y de dominación, pero en esta versión trepidante y transgresora el humor es una constante que no permite la relajación o el despiste.

La ingeniosa puesta en escena con una audaz escenografía giratoria da lugar a distintos espacios, la iluminación también genera ambientes, y las interpretaciones son perfectas: los protagonistas son Leo Rivera (C. Grey) que tiene una fuerza arrolladora y una gran vis cómica, y Ana Herebia (Ana) con su personaje aparentemente modoso e introvertido que pasa al descaro más absoluto, revelando excelentes facultades como cantante, al igual que el resto del elenco: las tres amigas, que forman un trío atractivo a la par que desternillante y el grupo de actores secundarios que completan el cuerpo de baile.

Es un musical en el que se baila, se canta y se hace partícipe al público sin cansarle. Incluso la adecuada duración de hora y media se hace corta, como sucede cuando una obra fluye, porque es tanto el disfrute que el público sale con un semblante sonriente y relajado. Un acierto total: libreto, dirección, puesta en escena. Ya era hora de poder ver un musical ni lacrimógeno ni eterno. Muy recomendable.

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