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Tal y como estaba previsto, con puntualidad suiza, a las 13:00 del 5 de julio una comisión judicial se personaba ante el número 125 de la calle Villalobos con objeto de proceder al desahucio del bar La Esquinita. Pero ante la oposición de más de un centenar de vecinos, que habían sido convocados por la A.V. Los Pinos de San Agustín, ha decidido posponer el desalojo hasta el próximo 27 de julio.
María Isabel y Juan José, que desde 1973 regentan La Esquinita, un minúsculo bar muy querido en el barrio vallecano de Los Pinos de San Agustín, tras el abandono del lugar por parte de los representantes del juzgado, se mostraron muy agradecidos con sus vecinos por el enorme apoyo recibido. Más de un centenar de personas, muchas de ellas mayores, los representantes de la entidad vecinal en primer lugar, dieron vida a una ruidosa concentración en solidaridad con la pareja. Y gracias a ellas, mantienen todavía el local que les sirve de sustento. Y así seguirán al menos hasta el 27 de julio. Hasta entonces, “presionaremos a la inmobiliaria que quiere echarlos para que desistan de hacerlo; pronto les haremos una visita”, asegura Mariano Monjas, presidente de la asociación vecinal.
Con sus apenas 30 metros cuadrados, La Esquinita es toda una institución en el barrio vallecano. Un emblema que resiste como único superviviente de una galería comercial que en su día daba de comer a 60 familias. La galería y el local son propiedad de los hermanos Santos, conocidos constructores y rentistas de la zona, que los explotan a través de la Inmobiliaria Sandi.
La empresa dispone de decenas de pisos, garajes y locales comerciales en Puente y Villa de Vallecas y otros distritos como Salamanca, Retiro, Latina o Moncloa, y ha aprovechado el retraso en el pago tres recibos de alquiler para denunciar a Isabel y Juan José y conseguir la orden de desalojo. La pareja insiste en que no tiene ninguna deuda con la inmobiliaria, ya que la canceló en el plazo de diez días que marcó el juzgado. “Está claro que quieren vaciar la galería para hacer otros negocios con ella”, indica Isabel Ramos, que con 51 años esperaba llegar a la jubilación en La Esquinita. Y de igual manera su marido, Juan José Alonso Martín, que tiene cuatro años más y padece una enfermedad grave. “¿Dónde voy a ir ahora con mi situación? Siempre hemos pagado y no tenemos ninguna deuda, pero con la crisis a veces nos retrasábamos. No es fácil pagar los 750 euros de alquiler”, afirma.
La asociación vecinal del barrio, que no suele inmiscuirse en conflictos entre “particulares”, lleva días movilizándose para frenar una “injusticia mayúscula”. Además de impulsar la concentración, ha enviado una carta a los hermanos Santos y ha tratado, en vano, de conversar con ellos para que desistan de su objetivo de echar a la calle a la pareja.
“Han sido unos vecinos ejemplares. Y por eso lamentamos mucho lo que les está pasando (..) nos dirigimos a ustedes para intentar llegar a acuerdos antes de verse abocados a una situación como la que se plantea, que es muy desagradable para este barrio, que está muy encariñado con la familia y con el establecimiento que regenta desde hace 40 años”, puede leerse en la citada misiva.
Fotos: ELENA ORTEGA HERMOSO