Venimos de unas recientes elecciones municipales y autonómicas y ya estamos inmersos en otros comicios, esta vez generales, el 23 de julio. Estos grandes acontecimientos se nos escapan de las manos, pero a su vez nos condicionan y nos condicionarán. Es la permanente influencia de lo general sobre lo particular.
Pero donde uno realmente puede influir, aún condicionado por lo general, es en su propia vida y en la de los más próximos. Ahí es donde uno puede construir, ser indiferente o destruir.
El mundo ha cambiado, pero no por fuera, sino en el interior de las personas, y nos resulta difícil el mero hecho de vivir el día a día. Esto nos influye cada vez con más intensidad.
Seguro que sentimos en nuestras vidas síntomas de ello. Nos sentimos perplejos, confundidos y desesperanzados ante acontecimientos sociales, políticos, cotidianos y humanos que no sabemos interpretar y mucho menos acertar en cómo hacer frente a ellos, pero que día tras día están ahí.
Esta realidad va a ir en aumento hasta que, dentro de unos pocos lustros, podamos vislumbrar con claridad la realidad de ese mundo tan anhelado y tan necesitado, de ese mundo humanizándose.
Ante ello, se ha de ser consciente que solo hay dos posibilidades: decidir hacerse cargo de la propia vida o dejar que el proceso humano que se va a decidir en los próximos años nos arrastre, sin poder hacer nada por evitarlo. Este es un tema de suma importancia.
Así que, ante esta realidad, la cuestión principal que se nos plantea es respondernos a ¿qué y cómo necesito hacer para acompañar a este vertiginoso cambio que se está dando dentro del ser humano?, ¿qué puedo hacer conmigo mismo y con mi gente más querida para crecer y avanzar en esta nueva sensibilidad, en este nuevo paisaje humano que se va abriendo camino?
Aprovechemos este tiempo y espacio veraniego para no obviar esta realidad que va a requerir de nuestro mejor hacer, sentir y pensar a partir de septiembre.
Aprovechemos para intercambiar, para comunicarnos en base a estas inquietudes con nuestra gente y darnos la posibilidad de hacer hogar, familia y vecindad.
Tenemos el mejor barrio del mundo y a la mejor gente. No los desaprovechemos.