Por Marisa Tejada, directora de La Fábrica de Sueños
Indescriptible sensación de vacío… Tu ausencia, irremplazable. Hermoso ser humano, amigo incondicional. Maestro comprometido, director brillante, actor delicioso de emociones profundas, de mirada intensa. Rebelde con causa de humor agudo, irónico, sarcástico… y tantas, y tantas risas que nos has contagiado a tantos.
En esos momentos colectivos de confrontación de egos y broncas torpes, en lo profesional, en lo social, en lo político, rotos por tus ocurrencias geniales y las de Petra Martínez, tu media naranja extraordinaria, tu gran compañera de vida… Y todos llorando, muertos de la risa a vuestro alrededor y por los rincones… ¡Qué grandes!
Juan travieso, sincero, imprevisible, generoso. Mi querido amigo del alma, tan temprano. Revolucionario del arte, tú, junto a tu gran amigo Luis Matilla, inspiradores, profundamente éticos, humildes, excepcionales. Nos habéis dejado. Vosotros. Padres, entre otros vocacionales, del teatro independiente. Sembrando cultura, conciencia social, convivencia, imaginación y risas, muchas risas en Vallecas. Tu “Gayo Vallecano”, de todos…’Castañuelas 70’, Uroc teatro, ‘Ejercicios para Equilibristas’, ‘El Señor Ibrahim y las Flores del Corán’, ‘La señorita Margarita’, ‘Hasta que el Alzheimer nos separe’, ‘Campeones’… Y tanto, tanto bueno.
Protector y defensor de los derechos humanos, la justicia social y de nuestra sagrada profesión. “El Teatro” y sus gentes. Muchos nos sentimos huérfanos sin ti. Juan nos ha impactado, nos ha dejado huella. Su partida está encendiendo la conciencia y el corazón de mucha gente. Se va, dejando una estela maravillosa y posiblemente única. ¡Imprescindible Juanito Margallo!, que diría Bertolt Brecht. Y como algunas de las grandes voces imprescindibles que, nos han ido abandonando: Saramago, José Luis Sampedro, Marisa Paredes, Federico Mayor Zaragoza… Todos ellos “nos pasan el testigo”.
En estos momentos de confusión y guerras, más que nunca, en su nombre, nos toca sembrar cultura de paz. !En pie de paz frente a las guerras! El listón está muy alto. ¿Estamos preparados para recogerlo?