Por Luis Carlos Ríos
El colegio Trabenco no es como cualquier otro centro educativo. Esta escuela concertada de Entrevías, en Puente de Vallecas, es única por sus instalaciones pioneras y su trasfondo social, que se remonta a 1971. Es desde ese año cuando un grupo de docentes empieza a atender las necesidades educativas de los más pequeños en locales dispersos del barrio. Este profesorado se agrupa en 1978 en la cooperativa ESENCO, que consigue la actual instalación en El Pozo de Tío Raimundo en 1983. Desde entonces, a lo largo de sus 44 años de andadura, consolida un modelo educativo de vanguardia, que abarca Educación Infantil, Primaria, Educación Secundaria Obligatoria y Formación Profesional Básica.
Pero, ¿qué rasgos caracterizan a una educación de vanguardia en tiempos tan retadores? ¿Cómo dar atención a un barrio con tantas necesidades específicas? ¿Por qué un padre o una madre querría que su hijo pasase por el colegio Trabenco? Estas preguntas encuentran su mejor respuesta en las jornadas a puertas abiertas, que tendrán lugar los días 9, 21 y 31 de marzo en la calle de Reguera de Tomateros número 103. Mientras tanto, es posible aprehender la esencia de la escuela en su contenido institucional y las palabras de su directora, Rosa María Sánchez-Valiente.
Respecto a la cuidada atención a la diversidad del colegio, la también coordinadora general responde sin duda: “La diversidad nos hace grandes”. Esta línea maestra marca la política educativa del centro, así como su práctica pedagógica. Siguiendo las tendencias de la ciencia educativa contemporánea, ponen el acento en la atención particular a los alumnos para sacar lo mejor de sus capacidades. Tienen claro que la escuela tiene que amoldarse a ellos, a sus demandas e inquietudes.
En consonancia con lo anterior, prestan especial atención a las necesidades especiales del estudiantado. Por ejemplo, los niños y las niñas con algún trastorno del espectro autista cuentan con sus propios espacios, las aulas TEA, donde desarrollar actividades diseñadas para ellos. Solo acuden a ellas puntualmente. Se debe a que gozan de una plena integración en las demás clases. El resultado es que nadie se queda atrás, ni en rendimiento académico ni en integración social entre pares.
Modelo participativo
La otra cara distinguible de la mística del Trabenco es su modelo participativo. Desde las primeras etapas, la participación estudiantil se considera parte integral de la organización en el aula. Se debe a que buscan, como afirma su directora, que sean “reflejo del mundo real, que tiene que respetar diferentes culturas, religiones y capacidades”. La infraestructura del centro es congruente con este propósito, ya que abundan los “espacios polivalentes y convertibles”.
Al tratarse del “mundo real” los alumnos también son incentivados a ser autónomos. En ese objetivo se enmarcan los diversos campamentos, que se inician desde muy temprana edad. En los últimos años de la ESO y del Bachillerato pueden incluso visitar otras comunidades autónomas. Por otra parte, situarse en ese contexto real es también aterrizar en el entorno más próximo: el barrio. La iniciativa ‘Conociendo el barrio’, de la mano de dinamizadoras, muestra las calles, las bibliotecas y los centros de salud de Vallecas a los niños del cole.
Dentro de su desarrollo autónomo, los escolares se involucran directamente en la toma de decisiones en el salón de clases. Esto aspira a educar ciudadanos democráticos. El nivel de independencia y participación se incrementa conforme aumenta la edad de los jóvenes. Los estudiantes más avanzados de la ESO desarrollan sus propias elecciones para elegir representantes al Consejo Escolar y tienen asambleas de clase semanales. En consonancia con la formación democrática, la escuela se inscribe en el programa de Escuelas Asociadas de la UNESCO. Como parte de él se llevan a cabo las Olimpiadas por la Igualdad o el Modelo de Naciones Unidas. Este año al colegio Trabenco le corresponde representar a Etiopía.
Respetar las diferencias
Ser diversos es también respetar las diferencias. Los niños, niñas y jóvenes interactúan entre ellos en un marco de convivencia e igualdad entre géneros. Para conseguirlo, la escuela desarrolla la llamada Escuela Violeta, un proyecto que busca ensalzar la presencia de la mujer en la academia, en el trabajo y en la vida cotidiana. Parte de la idea feminista de la feminización del cuidado, una tarea casi exclusivamente desempeñada por mujeres, que es a menudo minusvalorada en otras esferas sociales. El Espacio Mujer Madrid (EMMA) colabora activamente con el centro en la prevención de la discriminación y de la violencia machista.
Hasta aquí todo sobre los alumnos y sus maravillosas aventuras pedagógicas. Pero, ¿qué hay para los padres? ¿Por qué a una familia le gustaría que su hijo estudiase en este centro? En palabras de su directora, “por un modelo educativo único y un proyecto educativo diverso”. Niños de todas las procedencias, capacidades y orígenes se encuentran en una escuela indudablemente capaz de gestionar el resto de su enseñanza.
Esta gestión se da, claro está, en consonancia con las familias. La AMPA lleva a cabo una participación activa en la vida escolar, desde gestionar fondos para materiales y excursiones hasta actividades no lectivas y extraescolares. Dentro de sus diferentes comisiones, los padres, madres y familiares pueden colaborar de primera mano con la educación de los niños.
En aras de la conciliación
En los servicios del colegio también están presentes las necesidades de los padres. “Los primeros del cole” es una iniciativa puesta en marcha para facilitar la conciliación laboral. También el servicio de comedor facilita la vida a las familias, ya que brinda alimentos saludables todos los días lectivos. No faltan las actividades extraescolares, que abarcan todos los gustos y afinidades. Desde yoga hasta circo, pasando por judo, teatro y batukada, los niños disponen de una amplia oferta para desarrollar sus talentos.
En resumen, el colegio Trabenco es una escuela modélica de aprendizaje cooperativo y disciplina positiva. Además, presta especial atención a las necesidades especiales de los estudiantes, a quienes toma como constructores de conocimiento. En su diversidad y capacidades está el maná que da vida a cualquier institución. Potenciarla y hacer la enseñanza un reto fructífero es el mayor talento de esta escuela.