Por Ignacio Marín (@ij_marin)
La piscina del Cerro Almódovar es uno de mis lugares predilectos en verano. Ya de por sí, nuestro monte más famoso merece la pena todo el año. A él le debemos nuestra historia minera, ya que el cerro fue y es lugar de extracción de la sepiolita, un mineral con grandes aplicaciones industriales. Este legado se ve representado en el rastrillo que, junto a la horca que utilizaban los campesinos para el cereal, imprescindible para nuestras famosas tahonas, forma parte del escudo de Vallecas.
El Cerro Almodóvar también esconde yacimientos romanos y visigodos, construcciones de la Guerra Civil y fue el lugar elegido para que se ubicase la escultura ‘Monumento a los pájaros’, del artista Alberto Sánchez, creador del movimiento surrealista Escuela de Vallecas junto a Benjamín Palencia. Si todo ello fuera poco, ofrece unas gratas vistas de Madrid que nada tienen que envidiar a las del Tío Pío.
Es, en definitiva, un lugar para que los vallecanos nos sintamos orgullosos. En su ladera se erige un completo centro deportivo con actividades, pabellón, gimnasio, pistas de pádel y tenis etc. Y ahora, en verano, una enorme piscina nos permite disfrutar de un día de tranquilidad. Pero, como todo servicio público competencia de nuestro ayuntamiento, tras sus aguas cristalinas se esconde una mala gestión y emerge Pipisciel monstruo de la precariedad laboral. Y de eso no podemos sentirnos nada orgullosos los vallecanos.
Los trabajadores de las piscinas municipales de nuestra ciudad llevan todo este tórrido verano protestando contra la situación de precariedad que sufren desde hace ya demasiado tiempo. El Ayuntamiento planea un ERE encubierto que afectará a más de 400 profesionales, personal laboral que lleva años, hasta ocho temporadas, desempeñando sus funciones. Se trata de interinos de larga duración que han sido contratados en claro fraude de ley.
Las justas reivindicaciones, que han llevado a celebrar varias jornadas de huelga durante este verano, recuerdan que existen plazas suficientes para recoger a todos los trabajadores que el proceso de estabilización que se ha sacado de la manga el consistorio ha dejado fuera de forma injusta. Se hace evidente una alarmante carencia de personal en categorías como operarios, técnicos de mantenimiento, socorristas, personal de deportes o auxiliares taquilleros. La precariedad laboral no solo perjudica a los trabajadores, sino que degrada los servicios públicos que tanto necesitamos.
En el fondo, aparece la sombra de la privatización, con la que el Ayuntamiento vuelve a lucrarse de actividades tan básicas para el bienestar de los vecinos como el deporte y el ocio saludable. Por ello, es tan necesario remunicipalizar las instalaciones que han sido privatizadas, convocar un proceso extraordinario de estabilización con todas las plazas que no se han convocado y la creación de una nueva bolsa de trabajo para todo el personal interino que no ha consolidado plaza.
Levantemos la voz y luchemos para evitar que nos sigan arrebatando nuestros derechos. Nos lo merecemos nosotros y se lo merecen los profesionales que cada día trabajan para ofrecernos servicios públicos de calidad. Hagámoslo para seguir sintiéndonos orgullosos de ellos y de piscinas tan nuestras como la del Cerro Almodóvar.