Para que no te olvides del poema

ISABEL BELDAD

Pensando en quienes no pueden ir a sus recitales, el colectivo Poekas lleva tres años acercando la poesía a residencias, centros de día y casas particulares de los más mayores del barrio. Con las coplas y los poemas ellos disfrutan, recuerdan y se sienten arropados.

El grupo de poesía de Vallecas se llama PoeKas. La gracia del nombre es innegable, pero su explicitud y predictibilidad no debe engañar a nadie, a ellos lo que les gusta es crear imágenes dando vueltas al lenguaje y perseguir la belleza a través de los versos. Así llevan desde que empezaron, ya hace trece años, en 2006. Con una agenda repleta de actividades que van desde los recitales abiertos al público que hacen todos los últimos martes de cada mes, al ciclo de ‘A Vallecas en Verso’ en el que, un jueves al mes en el C. C. Paco Rabal, invitan a un/a poeta a recitar y hablar de su obra.

“Hemos hecho de todo; además de las reuniones mensuales, también hemos hecho algún recital al aire libre…” —dice Martín Lozano, uno de sus miembros— “vamos a donde nos llamen”. Un buen ejemplo de esto último es la actividad que desde hace años vienen realizando, ‘Para que no te olvides del poema’, con la que visitan centros de mayores, residencias y domicilios para acercar la poesía a los más mayores, a los que les hacen recitales a medida.

De esta iniciativa están resultando encuentros maravillosos en los que las más longevas memorias se reactivan, los sentimientos afloran, los buenos momentos se comparten y la poesía sirve como herramienta para llevar la belleza y el acompañamiento a lugares donde, tristemente, suele ocurrir que la soledad está muy presente.

Visita a la veterana de PoeKas, Cristina Santa Ana

¿Cómo surgió la idea de ‘Para que no te olvides del poema’?

Elena: Cuando mi madre tenía alzhéimer noté que recitarle poesía le hacía mucho bien, le resultaba muy agradable, disfrutaba. Así que, como ya estaba metida en PoeKas, pensé que se podía hacer algo con esto y llevar la poesía a más personas mayores.

¿Y qué tipo de poesía les lleváis?

Elena: Les leemos algunos poemas propios y también clásicos: Antonio Machado, romances… Cosas que a ellos les suenen. También les cantamos coplas; ‘La Zarzamora’, por ejemplo. Hay muchas que ellos mismos te siguen. Por ejemplo, la clásica del pirata…. «A cien cañones por banda…». También suelen seguir las de Machado, leemos también las ‘Rimas’ de Bécquer… También leemos boleros, poesía de Gloria Fuertes, y hasta poemas dedicados a niños. Parece que estos últimos tienen una musicalidad que les resulta agradable.

En este tipo de visitas te das cuenta de la de gente que les gusta leer y escribir; gente mayor, que igual se suele pensar que no, pero te pones a hablar, en residencias, por ejemplo, y siempre hay alguno que dice «yo leía mucho a este poeta» y te siguen el rollo.

Martín: Después muchos al final quieren recitar algo.

Elena: Sí, les dejamos un espacio para que ellos mismos reciten.

Tenéis también un libro llamado ‘Surcos’, una antología de poemas que habéis recopilado en homenaje a los mayores, a quienes «no siempre reciben el calor y el color de unas palabras cercanas», según decís.

Concha: Sí, esas poesías no son las que le recitamos a ellos, pues la mayoría tienen un trasfondo triste, nostálgico.

Elena: Aprovechamos la antología para cada uno poner los poemas dedicados a nuestros mayores. En todas hay algo del recuerdo, de la nostalgia, del paso del tiempo…

En vuestras visitas habéis llegado a ir hasta a alguna casa, ¿verdad?

Elena: Sí, lo hicimos por sorpresa con una compañera del grupo que ya no puede venir a las tertulias y en más ocasiones. Si alguien propone la actividad con algún familiar o amigo/a allá que vamos, alguna vez hasta con música.

Una de estas visitas a casas fue a la de un hombre apasionado de la poesía, los hijos prepararon la sorpresa, hasta una merendola para todos, y todos acabaron emocionados.

¿Y hacéis las visitas a menudo? ¿cuántas personas vais a recitar?

Concha: Somos unos 15 fijos.

Elena: Antes hacíamos dos actividades al mes, ahora hacemos una. Y ahora ya siempre lo hacemos bajo demanda, porque la familia nos llame, pues no es fácil ir a lugares como residencias u hospitales. Para entrar en residencias u hospital, por ejemplo, hay que tener un contacto, una amiga que trabaje allí o algo parecido, pues siempre te ponen muchas pegas desde la Comunidad para visitar los centros de día. En los centros de mayores es algo más fácil, pues es una actividad que se puede programar. Así que solemos ir a centros de mayores.

¿Qué reacciones notáis en esos encuentros?

Concha:  A ellos les encantan, te abrazan, te besan, no dejan que te vayas, se emocionan…

Elena: Sí, ese intercambio les llena de vida, la poesía da mucha emoción; con ella recuerdan cosas, les van viniendo recuerdos que te cuentan y están encantados con que alguien les preste atención. Cuando llega la Navidad nos escriben unas cartas…

También habéis organizado alguna con niños pero decís que los mayores son vuestros favoritos…

Elena: Sí, los mayores son los más agradecidos. Fuimos a institutos, también, sí, pero es diferente, hay que hacer un acercamiento de otra manera, los mayores, además de estar más cerca de nosotros por edad, se sienten muy agradecidos de que tú les dediques ese ratito. Piensan que no se merecen tanto, el que vengan un grupo de poetas a recitarle algo les parece algo grandioso. Eso a ti te infla, claro, al final recibimos más de lo que damos. Salimos plenos.

 

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