Ciudadanos solidarios en San Carlos Borromeo
Vienen de tierras lejanas, de tierras donde solo hay expoliación, hambre y muerte. Los que llegan son los más fuertes; los que más posibilidades tenían de sobrevivir al viaje que les separa de la vida; los enviados para que, desde aquí, ayuden a los suyos a huir de la hambruna y la muerte. No están todos los que partieron. Muchos no llegaron. El mar es su cementerio. Son seres generosos y solidarios: generosos para jugarse su vida por los suyos, solidarios para compartir lo poco o nada que tienen con los que se quedaron en su tierra. Nuestras autoridades han levantado muros para que no puedan llegar, y éstos mucho más altos para que no les podamos conocer, porque si les conociéramos no permitiríamos que les tratasen como lo hacen. Pero ellos llegan. No hay muros que el hambre no pueda saltar. Y cuando llegan, esas mismas autoridades les niegan el derecho a trabajar, el derecho a vivir y el derecho a ser. No han cometido ningún crimen, pero de inmediato son declarados ilegales. ¿Cómo puede un ser humano ser ilegal? ¿En qué mente cabe des-nacer a un ser humano? No les dan papeles, los papeles que les permitirían trabajar, vivir y ser. No tener papeles no es un delito, es una falta administrativa. Pero el castigo de esa falta es mucho peor que el del delito. Son detenidos en redadas racistas basadas en criterios étnicos, encerrados en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), auténticos Guantánamos surgidos al amparo del intencionado vacío legal dejado por nuestros gobernantes y los de esa decadente y putrefacta Europa que se vanagloria de defender los derechos humanos mientras auspicia la siniestra realidad de los CIE, donde los encerrados tienen menos derechos que los presos en las cárceles.
Argumentar que bastantes pobres tenemos aquí y que no hay trabajo para los migrantes solo denota ignorancia o falta de valores éticos y morales. El hambre que hay en sus países de origen es directamente causado por nuestras multinacionales, bancos e instituciones. Ayudar a esos países no es hacer una obra de caridad, sino un acto de justicia: devolverles lo que es suyo. ¿No hay dinero para paliar el hambre en el mundo cuando a los bancos les han dado cien veces más de lo que se necesita para erradicarla? ¿No hay dinero para salvar vidas cuando el fraude fiscal de las grandes corporaciones y fortunas españolas supera los 50.000 millones de euros anuales?
El día 15, en la Parroquia de San Carlos Borromeo, nos unimos a la Jornada Contra los CIE. Desde el mediodía hasta el anochecer se sucedieron actuaciones que incluían grafitis, música, charlas, testimonios, cuentacuentos; la performance teatral Cuerda de presos, que recorrió las calles del barrio escenificando el trato dado por la policía a los migrantes; y la tradicional y exquisita paella comunitaria tan querida en esta parroquia. Fue una jornada de lucha y de denuncia, una jornada de fraternidad y acercamiento a esas otras realidades que nos rodean pero que muchas, demasiadas veces, pretendemos no ver.
Otras actividades del Día Contra los CIE en Vallecas |
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PasacallesLa Oficina de Derechos Sociales del centro social Seco y la Comisión CIE del Ferrocarril Clandestino estuvieron de pasacalles por Vallecas. En la avenida de la Albufera realizaron una “acción mantera”: pusieron sus CDs con vídeos e información sobre los CIE. |
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BatukadaEl 15 de junio también hubo una batukada en el parque del cerro del Tío Pio para reivindicar el cierre de los Centros de internamiento de Extranjeros. |
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