Por Juan Rodríguez
Pero, vamos a ver, ¿no habíamos quedado en que ya estábamos salvados, que la remontada ante Osasuna fue la certificación del regreso del auténtico Rayo, que Íñigo ya había enderezado la nave, que otro añito más en Primera, que…? No, en serio, ¿qué ha pasado aquí? Pues lo que ha pasado es esta temporada, que no se acaba, que no hay forma de echarle el lazo y nos va a seguir dando problemas hasta el último día. ¡Acábate ya, temporada! ¡Si ya hay hasta campeón de Liga y todo! ¡Basta ya!
Pero, mientras eso ocurre, mientras las semanas pasan y las jornadas se van descontando del calendario (o las “fechas”, que ahora se dice “fechas” y no “jornadas”; como un gol en tu portería, que ya no es gol “en propia puerta”, sino gol “en propia”), no nos queda otra que seguir informando de las catastróficas desdichas que acechan más a este Rayo 2023/24 que al mismísimo Lemony Snicket (el de los libros, no Jim Carrey).
Quejas y pesimismos aparte, lo cierto es que el partido del Rayo fue una cosita aseada, pujante y hasta brillante a ráfagas… pero finalmente mal resuelta. El problema fue el de siempre: que, a tantos ataques, a tantas buenas combinaciones (con un ritmo más alto del que hemos visto en demasiadas ocasiones este año) y a tanto rondar el área rival no hay ningún cántaro que llevar a la fuente. Y si no llevas el cántaro, no recoges el agua. Es una metáfora un poco extraña (eh, cada semana tengo que decir lo mismo) para evitar ponerle nombres y apellidos a los delanteros franjirrojos que no hacen su trabajo… que esta temporada vienen a ser todos. Además, se juntaron el hambre (delanteros gafados del Rayo) con las ganas de comer (Maximiano, el guardameta del Almería, hizo un auténtico partidazo); y, claro, así es imposible.
Los andaluces aprovecharon un desatino impropio de Pep Chavarría en un saque de banda (le cedió el balón a Embarba como si compartieran taquilla) para ponerse por delante: Choco Lozano superó con (demasiada) facilidad a Dimitrievski. La segunda parte fue más de lo mismo: ataques infructuosos de los vallecanos (poquito les faltó a RDT y a Bebé en un disparo de falta, respectivamente, pero no hubo manera) y el Almería nadando y guardando la ropa. 0-1 y el Rayo a seguir sudando. ¡Vamos, que ya queda poco para que se acabe esta temporada interminable!
El próximo partido del Rayo (y el próximo sufrimiento) será el domingo 12 de abril a las 18:30 contra el Valencia en Mestalla. A ver si los chés se comen un buen “esmorzaret” de esos que se estilan por allí, con dos bocatas y tres cervezas por barba, que no escatimen, que disfruten…
El ranking:
El héroe del partido: Maximiano, el portero portugués del Almería, que dio un recital de paradas a cada cual más decisiva y/o plásticas. A saber: parada casi imposible a Álvaro García (en una estirada que le obligó a alargar la medida de su brazo a voluntad, como Mister Fantastic de Los 4 Fantásticos -esto deberían confirmarlo los médicos, pero que no os quepa duda de la veracidad de mi afirmación-), guantelete (del infinito) a un nuevo faltón ejecutado por Lejeune (¡ay, un delanterito en el Rayo con esta potencia en el chut!) y manita salvadora a un tiro del Tigre Falcao que se quedó solo con el rugido.
El villano: La posesión. Vamos a decirlo ya, ¡el invento ese de la posesión es diabólico! El Rayo tuvo la bola el 68% del encuentro, ¡pero el que ganó el partido fue el otro! Quizá habría que darle una vuelta a la idea de juego del equipo. Se agradece la propuesta de un fútbol valiente y de toque, pero si no tienes a nadie que te facture arriba… pues tanto pa’qué…
El datito: Segundo triunfo del Almería en LaLiga.
Declaraciones:
Íñigo Pérez: «Cuando generas tanto y no llega el gol, da desesperación, frustración y rabia. Agradecer el recibimiento a nuestra afición que siempre está con nosotros. Toca corregir, mejorar y seguir”.
Falcao: «Generamos muchas ocasiones, pero Maximiano estuvo muy bien. Los detalles definen el partido. Su gol nos penalizó y al final no pudimos darle la vuelta. A seguir luchando y a pensar en el próximo partido. A trabajar para que lleguen los goles, porque los necesitamos».
Dimitrievski: «No pudo ser. Lo intentamos de todas las maneras, generamos mucho, pero la defensa y Maximiano estuvieron muy bien. Así es el fútbol. Pedir disculpas a la afición y agradecer su apoyo. Para mantener la categoría hay que sufrir. A por la victoria en Valencia».
