Después de tres intentos, la Comisión Judicial consigue con éxito ejecutar el desahucio
Por Guillermo Belinchón
La Comisión Judicial junto a la Unidad de Intervención Policial (UIP) desahuciaron el pasado miércoles 14 de julio la vivienda ocupada en la que llevaban residiendo Manuela, Jesús y sus cuatro hijos desde hace siete años, pese al intento sin éxito de los vecinos de impedir el desalojo.
“Me echan a la calle sin ningún tipo de alternativa pública ni ayuda social, les ha dado igual dejarme en la calle. Quiero agradecer a todas las personas que hoy me han apoyado, de momento me quedaré en casa de mi suegra unos días y veremos que pasa en un futuro”, confesó Manuela minutos después de ser desahuciada.
Manuela llevaba viviendo en la calle de Sierra Salvada (Puente de Vallecas) desde hacía siete años. La casa fue okupada por motivos económicos e intentó llegar a un acuerdo con los propietarios del inmueble, Bankia, para que les pusieran un alquiler social, pero nunca contestaron. Dos años después, vendieron la vivienda con ella dentro al fondo de inversión Arguijo, que fue el que finalmente la denunció. Según cuenta, intentó contactar con sus responsables para llegar un acuerdo, pero tampoco la respondieron.
“Con una situación económica tan delicada y sin ayudas sociales nos toca a nosotras buscarnos la vida, porque hay niños. Y los niños son los que pagan las consecuencias de todo lo que están pasando. Hoy somos nosotros los que luchamos por una vivienda, pero mañana pueden ser ellos. Nos sacan de una, nos metemos en otra”, explica Cruz, una de las vecinas que se acercaron a apoyar.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Vallekas (PAH) fue, de nuevo, la encargada de movilizar a la gente por las redes sociales, haciendo un llamamiento de apoyo vecinal a las 7:30 horas en las inmediaciones de la vivienda, mientras alrededor de 30 personas, la mayoría de este colectivo, se encontraban desde la noche anterior dentro del inmueble para impedir el acceso de la UIP.
“Estamos en un momento horrible de crisis y la gente más humilde es la que lo está pagando. Las personas más vulnerables se van a quedar en la calle y mientras, sigue habiendo datos de enriquecimiento de los bancos. Vemos que ningún tipo de organismo ni administración está haciendo nada para parar esto, por lo que como no sean las vecinas las que nos juntemos, no hay otra manera. Una familia hoy se va a quedar sin techo y sin ninguna alternativa habitacional”, se sinceraba Cris al periódico.
Llegada de la Unidad de Intervención Policial (UIP)
La UIP llegó a las inmediaciones de la vivienda alrededor de las 6 de la mañana, con un gran despliegue policial con varios furgones y más de 20 agentes. Las personas que llevaban toda la noche en la casa de Manuela se encerraron en el portal para proceder a una resistencia pasiva e impedir la entrada de las fuerzas del orden. Poco tiempo después, la Policía consiguió entrar y estuvieron esperando dos horas junto a ellos hasta la llegada de la Comisión Judicial para proceder al desalojo.
“Cuando la comisión ha dado la orden, los nacionales han empezado con un discurso sobre lo que iban a hacer, nosotros les hemos dicho que íbamos a resistir de una manera pacífica que consistía en sujetarnos y entrelazarnos y su respuesta ha sido totalmente desproporcionada sacándonos con empujones, tirones de pelo y retorciendo brazos. Han sido bastante brutos en general”, describía Irene, una de las vecinas que se había encerrado en el portal.
A partir de las 9:30 horas, uno a uno los activistas que se encontraban en el portal iban saliendo del dispositivo policial que abarcaba las inmediaciones del portal de Manuela y que impedían ver lo que estaba ocurriendo. Los más jóvenes salían temblando e incluso algunos con lágrimas entre los ojos. “Les hemos dicho que salíamos de forma pacífica y aún así nos han dado, he visto como a un compañero le soltaban un puñetazo sin haber hecho nada”, afirmaba uno de los jóvenes visiblemente afectado que salía del dispositivo policial.
Mientras tanto, en la calle cada vez más personas se unían en los cánticos de protesta contra la actuación que se estaba llevando a cabo: “Vecina, despierta, desahucian en tu puerta”, “pita, pita, pita que nos quitan la casita”, “hay niños en la calle y no le importa a nadie” o “vergüenza me daría ser Policía” fueron algunas de las frases con la que los vecinos increpaban.
Desahucio de Manuela
Con el portal vacío, la comisión y la UIP entraron en la vivienda de Manuela donde se encontraba con uno de sus hijos, y utilizando un ariete, reventaron la puerta y procedieron al desalojo. Alrededor de las 10:20 horas Manuela salió del dispositivo policial para reunirse con las personas que llevaban toda la mañana apoyándola, en un momento caracterizado por un emotivo aplauso y una gran cantidad de abrazos, mientras la protagonista agradecía la implicación de cada una de las personas.
Con este cuarto intento de desahucio, la Comisión Judicial consigue ejecutar con éxito el desalojo de la casa en un contexto donde la suspensión de los desahucios y lanzamientos en situaciones de vulnerabilidad adoptada en el Real Decreto-ley 8/21 ha sido prorrogada hasta el 9 de agosto de este año.