Escribe: Juan Carlos Saire / VallecasVA.
Caminar por Vallecas y encontrarse con alguna caca de perro por la calle se va haciendo cosa habitual, en parte debido a la falta de civismo de los dueños de mascotas y por otro lado a que los lugares habilitados para las bolsas de excrementos no son repuestos con frecuencia, así lo denunciaron varios vecinos a este periódico.
VallecasVA salió a recorrer parte de Puente y Villa de Vallecas y lo que nos encontramos fueron depósitos sin bolsas a lo largo de nuestra ruta, a pesar de que el Ayuntamiento de Madrid señaló que durante 2011 se pusieron a disposición del público más de 87 millones de bolsas biodegradables, es decir, un 43 por ciento más que en 2010. De esta manera comprobamos que las denuncias de los vecinos eran correctas.
Marisa, una vecina del Puente de Vallecas, señala que desde que eliminaron los Sanecanes la cosa ha ido empeorando, no solo porque no encuentra fácilmente los lugares donde están las bolsas, y cuando los ubica, siempre están vacíos. “Tengo que apañarme con las bolsas de la compra, pero si un día me olvido ¿qué hago?”, remarca. No hay que olvidar que las multas por no recoger los excrementos de nuestras mascotas van de 700 a 1.000 euros.
Sin embargo, desde la Junta Municipal de Puente de Vallecas, la concejala presidenta Eva Durán, señaló que las 348 unidades que existen en el distrito para coger las bolsas “cumplen con su función”.
Por su parte, la concejal de UPyD del Ayuntamiento de Madrid, Cristina Chamorro, afirmó que los dispensadores de bolsas son difíciles de ubicar y propuso que se hagan más visibles pintándolos de otro color o colocando alguna señal más grande que informe a los vecinos de la ubicación de los mismos. Añadió que su grupo ha denunciado que la presencia de excrementos caninos en las aceras es de 2,1 residuos por cada 1.000 metros, y aunque sigue siendo alta, comparada con 2009 la cifra es un 22 por ciento menor, lo que implica más “concienciación” de los vecinos.
Los lugares visitados para este reportaje empezaron en la Avenida de la Albufera, hasta llegar al metro Buenos Aires y luego dando una caminata por el Parque de las Tetas. En Villa de Vallecas fuimos desde el bulevar de Federico García Lorca hasta las puertas del cementerio, además de recorrer la zona donde está la Iglesia. En ninguno de los dispensadores pudimos encontrar una bolsa. Volvimos a casa con las manos vacías, pero eso sí, con un buen “regalo” bajo los zapatos.