La Kalle, 35 años apostando por la juventud de Vallecas

La asociación cultural sin ánimo de lucro trabaja con las personas en situación de riesgo o exclusión social

Varios de los participantes en el Itinerario de Informática para la Transformación Tecnológica. Foto: Asociación La Kalle

Por Raúl González

La Asociación Cultural La Kalle es una entidad sin ánimo de lucro que apoya el desarrollo integral de las personas en situación de riesgo o exclusión social en el distrito de Puente de Vallecas desde 1986. Con motivo de su 35 aniversario, Vallecas VA ha conversado con Gonzalo Sarmiento, educador de calle, director del área de programas e I+D y responsable de proyectos de este colectivo desde 2004.

Pregunta: ¿Qué supone para La Kalle el ejercer está labor social en Vallecas durante 35 años?

Respuesta: Es un sentimiento ambivalente. Por un lado, nos da una tremenda alegría el poder estar presentes en la evolución de las participantes que por aquí pasan, en el desarrollo del distrito y de sus barrios, y en la construcción de una red que dedica sus esfuerzos a compensar las desigualdades que algunas personas jóvenes tienen y que hacen que sus oportunidades se vean reducidas a la hora de salir del riesgo de exclusión. Pero por otra, la sensación de que este gigante nos atrapa y que, pese a todos nuestros esfuerzos, crece y se multiplica. Es una sensación que no nos abate. En ella misma surge la fuerza y la convicción de que hemos de seguir trabajando, pero también es dura.

P: ¿Cuál es la afluencia aproximada y habitual en vuestra organización?

R: En un año pueden pasar por nuestros proyectos aproximadamente unas 500 personas. Todas reciben atenciones puntuales, proyectos de Capacitación Laboral, de Orientación e Intermediación laboral, de Formaciones en materia de Fabricación Digital o de Certificaciones profesionales y trabajo Socioeducativo en materia de socialización positiva, ocio y tiempo libre, escolares, salud y participación social. Todo ello sin contar con la intervención y colaboración externa como pueden ser, por ejemplo, los talleres que damos en los institutos del distrito que pueden alcanzar fácilmente a 750 participantes.

P: ¿Qué aportáis a Vallecas y qué os aporta Vallecas a vosotros?

R: La fuente inspiradora de la cual bebemos es nuestro barrio. A Vallecas le dedicamos todos nuestros esfuerzos en materia de Educación. Nuestra mirada está dirigida a las personas jóvenes, fundamentalmente porque entendemos que forman, de alguna manera, un colectivo etario abandonado, que se deja a la deriva entre ser considerado parte de la infancia, pero a la que se le exige dar un salto a la adultez sin matices, para la que los recursos son escasos y las políticas de atención no les suele llegar. Vallecas, como construcción social, con su idiosincrasia y por qué no, desde su propia cultura, nos da identidad, esa que construyeron las primeras migrantes y que a pulso levantaron sus casas. Esa fuerza que el propio movimiento vecinal ha desarrollado para dar cada lucha por la mejora infraestructural, pero también humana, que ha hecho de este barrio el mejor del mundo. A nosotras Vallecas nos da la razón de ser, es nuestra escuela y nuestro futuro.

P: ¿Cuál ha sido vuestro mejor y peor momento?

R: Nuestro mejor momento es el presente. La ilusión y la energía es tal que no podemos sino apoyarnos en ella para dar más dedicación a nuestra tarea, que se complementa con la consolidación de proyectos solidarios y de economía social. Este equipo hoy por hoy construye con más ahínco si cabe el futuro de la organización, con una mejora constante en la sistematización, la reflexión y la acción. Para una entidad como La Kalle, así como para la mayoría de asociaciones que se dedican al trabajo con personas, siempre es un momento delicado. Vivimos luchando por el reconocimiento de la labor que realizamos y trabajando por la financiación. Otras cuestiones puede que hayan sido duras, pero ahora simplemente son anecdóticas y un recuerdo para seguir aprendiendo.

P: ¿Y los objetivos?

R: Las entidades sociales no podemos depender de la financiación pública única y exclusivamente, pero con tómbolas y rifas tampoco llegaremos a más. Hemos de impulsar proyectos de economía social que nos ayuden a conseguir nuestros objetivos como ente social para tener independencia económica e ideológica. Es un proceso de transformación de alto impacto y que no vendrá pronto, pero estamos teniendo experiencias que están teniendo buena acogida y que nos están dando resultados. No queremos ser una empresa gestionadora de licitaciones y contratos, sino una asociación que ofrezca su proyecto a quienes más lo necesiten, lo más libre de condicionantes y que sea sostenible.

El curso de monitoras de comedor escolar. Foto: Asociación La Kalle

P: ¿Cómo ha afectado la Covid-19 al desarrollo de vuestro trabajo?

R: La pandemia nos dio golpes muy fuertes. Además de las pérdidas humanas, el devastador efecto psicosocial está siendo aún difícil de magnificar, en cuanto a la aparición de dificultades de salud mental, del alto índice de intento de suicidio en la juventud, en la constante sensación de riesgo y de los ires y venires… Lo que más nos ha afectado durante la cuarentena, ha sido la falta de posibilidades de trabajo directo, presencial, de proximidad física, pero que a su vez también nos ha dado una oportunidad para poder poner a prueba nuestra resiliencia como estructura de trabajo. Gracias a estas condiciones, la creatividad y el compromiso se han visto multiplicados. De esta manera nunca perdimos el contacto, aunque los medios tuvieran que ser digitales durante unos meses. Valoramos las muchas cosas que tuvimos que implementar y que vinieron para ayudarnos y mejorar nuestro trabajo y otras están en la gaveta para ser utilizadas cuando sea menester.

P:  Por último, ¿estáis pensando en ampliar vuestra influencia en el barrio?

R: Las dificultades crecen, se modifican y mutan, como un virus, pero siempre están ahí, y mientras este no sea un barrio que reciba los recursos que necesita, estructurales y con una visión transformadora a largo plazo, tal vez sigamos siendo necesarias. Pero crecer tiene que ser algo sostenible y esa sostenibilidad sólo nos la puede dar el trabajo sistemático y procesual. Estamos en ello, pero tenemos que hacer una estructura que lo soporte, con visión de futuro y sin perder el norte. Nos debemos a las personas que no han tenido las mismas oportunidades que otras, estamos para ayudar a compensar estas desigualdades y quien mucho abarca poco aprieta. Nuestro trabajo siempre está sobre la mesa de quien nos quiera apoyar y lo considere útil. 35 años de experiencia no son en vano. Seguro que tenemos mucho que aportar, no solo a nivel de activismo, sino de experiencia. Esperamos poder seguir dándolo todo por la juventud y Vallecas.

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