Por Luis Carlos Ríos/ Redacción
Ya se pueden consultar en la Biblioteca Pública Miguel Hernández los ejemplares de Vallecas VA desde su fundación, en 1994, hasta 2019. Repartidos en siete encuadernaciones, abarcan dos nombres del periódico (‘Madrid Sureste’ y el actual), ocho legislaturas del Gobierno español y más de 25 años de la historia vallecana. Están disponibles en la sección ‘Conoce Vallecas’ de la última planta. A pocos metros de esta estantería conversamos con la responsable del centro y con el director del rotativo, María del Carmen García-Risco y Jesús Arguedas. Hablamos sobre el amor a los libros, sobre la labor del periódico en el barrio y sobre la reinvención de la biblioteca como espacio constructor de comunidad.
Pregunta: María del Carmen, ¿cómo ha terminado aquí en Vallecas y en la Biblioteca Miguel Hernández?
Respuesta: M.C: Desde pequeñita iba a la biblioteca (…) y vivía en frente de una de ellas en Coslada, desde los 4 o 5 años. Me dejaban ir a la biblioteca solita, y con 6, 7 u 8 años ya me quedaba para cuidar, cuando la señora bibliotecaria se iba a tomar café. Estudié primero Historia y luego hice Documentación (…) Entré de interina en 2003 en la Biblioteca Manuel Albar y más tarde aprobé la oposición. Estuve en Moratalaz 10 años y en el 2016 me ofrecieron esta biblioteca que es más grande. Acepté y cinco años después, aquí estoy.
P: ¿Qué diría que tiene de especial esta biblioteca?
M.C: El barrio. Para mí es el barrio. Aquí es que la gente es muy de barrio y muy de Vallecas. Aquí es que hay asociaciones mil y una. Nos piden las salas, todos los días hay actividades. Es el barrio. A mí eso siempre me ha llamado mucho la atención.
P: ¿Para qué sirve preservar esta recopilación de las ediciones de Vallecas VA?
M. C: Es la historia del barrio. Hemos tenido la suerte de que haya venido aquí. Cuando hemos estado preparando los periódicos, abríamos y decíamos “¡Hala mira!” Y es que claro es la historia del barrio, de sus movimientos. Para mí es algo básico. Es memoria (…). Habrá habido momentos buenos en Vallecas, momentos malos…, pero están recogidos. Encima aquí repartimos el periódico y entonces para nosotros es un placer tenerlo aquí.
J. A: Llevamos 28 años con el periódico. Desde que se hicieron se han ido sumado nuevos números a las encuadernaciones. Muy de tarde en tarde es cuando uno se pone pues a verlas. Sobre todo, en algún momento de esos que está difícil la cosa, como el 2019 que para nosotros fue un año muy difícil, que dices “esto no lo podemos sacar” porque económicamente fue muy complicado (…). Entonces te viene bien poner en valor el papel que cumple en el barrio. Claro, te repone (…). Luego dijimos “¿qué sentido tiene que esté en nuestro armario si nadie lo ve?”. Así que pensamos que había que ponerlo al servicio de los vecinos para tener conciencia de dónde se viene.
P: ¿Para qué diría que sirven los libros?
M.C: Para mí es evasión y a la vez es cultura. Sirven para muchas cosas. Es fundamental para poder pensar. En mi casa siempre ha habido libros. Entonces para mí lo que está en el libro es como… sagrado. Mi libro favorito es ‘Anna Karenina’. Te lees eso y te transporta a ese mundo (…). Yo no entendería mi vida sin la lectura.
P: ¿Cómo dirían que se tiene que reinventar la biblioteca para competir con los móviles, la imagen… esa bomba sensorial?
M.C: yo creo que ofreciendo otras alternativas. La gente viene por ejemplo a un taller de teatro. Vienen y luego ven los libros. Es atraer a la gente con más cosas. La biblioteca tiene que convertirse en un centro de acción social. Hay unas enfermeras de pediatría que han estado viniendo y daban charlas de formación en hábitos saludables a niños. Venían con unas marionetas y las hemos tenido durante muchos sábados (…) Tenemos también jornadas de salud mental con el Hospital Infanta Leonor. Aparte, hacemos talleres de lectura fácil con personas con discapacidad. Ahí un libro lo leemos a lo mejor en 12 sesiones. No todo el que viene sabe leer, a lo mejor está escuchando.
Puedo decir que para mí ha sido lo más bonito que he hecho. En todas las sesiones terminábamos poniéndoles una canción, porque a ellos les gusta mucho bailar. Estábamos leyendo el libro que teníamos preparado, ‘La vuelta al mundo en 80 días’. Si estábamos en la India, poníamos música de Bollywood y si estábamos en París, pues música de can-can. ¿Que eso es biblioteca? Pues para mí, sí. Que la gente sepa que la biblioteca también es para ellos (…). Con que a esas personas le hagamos felices 10, 20 personas… La biblioteca es eso.
J.A: Para mí, en este particular momento, todos tenemos que preguntarnos qué función tenemos que cumplir para las necesidades fundamentales de la gente. Para mí, para nosotros, es el tema de que están solas.
M.C: Sí, sí.
J.A: Propiciar encuentros en torno al libro, al periódico…
M.C: Una cosa que estamos notando es que nuestras actividades, que siempre tenemos talleres de escritura y lectura trimestrales, han recibido una avalancha de solicitudes como nunca. Podíamos tener 100 solicitudes para un taller con aforo de 15. La gente necesita tocar, estar con otras personas. Mucha pantalla, mucho lo que quieras… pero la gente estaba desesperada por contactar con gente (…). Aquí nos ha llamado gente que estaba en las residencias que quería venir a la biblioteca. Nosotros, por ejemplo, hemos llevado libros a una residencia. A un usuario una compañera cogió y le llevó un libro.
P: ¿Construye comunidad la biblioteca o se inserta en ella?
M.C: Construye, vamos. A nosotros nos lo piden. Las salas siempre están cogidas. La sala de exposiciones siempre nos la piden (…). Otras bibliotecas son otra cosa. La de Moratalaz tiene 400 metros, esta tiene 4.000. Tenemos espacios para hacer un montón de cosas. (…) Yo trabajo por eso, porque construyamos el barrio y formemos parte de esto.
P: ¿Y qué papel juegan los periódicos de barrio en esa construcción de comunidad?
J.A: En 2020, después de que pasáramos la crisis del 2019, mi mujer les decía a algunas personas: “oye que Jesús dice que no es viable, que el periódico es posible que se cierre, el de papel”. Y le dijeron: “pero si es el periódico del barrio. ¡que diga Jesús lo que quiera!”. Uno de los que puso en marcha la red de Somos Tribu VK nos decía: “en el barrio cada colectivo, cada asociación tiene su espacio. El periódico te da la idea de que conecta todo”.