Cada vez más, la información que dan los medios de comunicación tradicionales está intencionadamente manipulada. Y lo estamos viendo de nuevo con la invasión de Rusia a Ucrania. Desde su inicio se ha puesto en marcha un único discurso por parte de todos los países europeos aliados de EEUU. La razón que esgrimen por la que se ha generado la guerra en Ucrania se debe a que Putin es un psicópata. Nadie habla de las razones políticas y geoestratégicas que han llevado a este conflicto, que tiene una historia muy reciente de incumplimientos de acuerdos.
Que no prostituyan el lenguaje, que no nos quieran manipular. Y que no nos quieran vender que la única opción es responder con armas. En lo cotidiano cuando uno tiene un conflicto con algún vecino, no se lía a mamporros con él, salvo en raros casos, que, por cierto, se ven como un primitivismo a superar. Pues nuestros gobernantes tendrían que moverse de la misma manera y no aprovechar los conflictos para que siga agrandando beneficios la industria militar.
La guerra ‘no’ es una opción. Y hoy resulta imprescindible definir con precisión la posición, que no el bando, que cada uno asume como persona. Siendo coherentes con lo anterior, podemos precisar diciendo: No al envío de armas a Ucrania, porque esas armas “solo matan”; No a la OTAN, porque se creó para oponerse militarmente a la URSS, que ya no existe; y No a las bases de EEUU en España, porque no las necesitamos.
Es imprescindible para el común de las personas sentir que puede hacer algo, lo que esté en nuestras manos para intentar parar esta locura en la que nos han metido. Así pues, hagamos nuestra parte. No dejemos pasar ni un solo día sin expresar nuestro clamor contra las guerras hasta que cese la invasión a Ucrania.
Necesitamos ser millones de personas en muchos lugares del planeta para que nuestro clamor tenga alguna influencia en quienes tienen que tomar las decisiones: los políticos y también los obedientes soldados y sus mandos.
Estamos ante un tremendo reto del que no nos podemos escapar y que puede definir el rumbo que lleve este mundo. Veámoslo como la oportunidad y la responsabilidad de hacer que, de una vez por todas, este mundo cambie de dirección.
Tal vez millones de personas en muchos lugares de mundo expresando su clamoroso ¡No a la guerra! pueda hacer que cese esta locura.
O sea que en la Segunda Guerra Mundial a Hitler se le hubiera parado los pies con margaritas. Y en la Guerra Civil española, la República clamó a Inglaterra y Francia para que les vendieran armas para defenderse. Mientras tanto Franco recibía ayuda de Alemania e Italia.
Claro, el error fue no pedirle a Franco que, por favor, parase el Golpe de Estado.
Vaya cacao mental que tenéis.
A propósito, que Rusia ya no son comunistas, que Putin coquetea con la extrema derecha europea.