A.V. ALTO DEL ARENAL (COMISIÓN DE FIESTAS DE LA KARMELA).
Dicen que las utopías nunca se hacen realidad, que en un mundo globalizado es imposible sentir arraigo, y que ya nadie sueña colectivamente, sino de forma individual. Pues aquí estamos, las del arraigo, las de los sueños colectivos, las que demostramos que si existe voluntad popular las utopías se transforman en realidad. Soñando y construyendo colectivamente, para que, como decían las comuneras, “vuelva al común del pueblo lo que del pueblo saliera” y Vallekas llegue a ser ese pueblo libre, alegre y combativo.
Ese pueblo al que escribieron los Miguel Hernández, Petere, Tirso de Molina, al que pintaron los Benjamín Palencia, y del que hablaron tantos otros y otras, que se resigna a diluirse en una identidad homogeneizadora corrompida de individualismo y consumismo.
Ese pueblo que no es fiera para domar, que lleva siendo ejemplo de resistencia popular desde tiempo casi inmemorial; que se alzó en armas ante el ejército imperial de Carlos V, siendo la última zona de Madrid en caer en la revolución de los comuneros; ese Vallekas que no dudó en lucir la bandera tricolor al proclamarse la república; ese Vallekas que sigue recordando a su primer alcalde republicano, Amós Acero, en sus calles; ese Vallekas que abasteció la defensa de Madrid contra el fascismo…
Ese Vallekas al que le robaron su independencia municipal, pero al que nadie nunca podrá borrar su identidad. Una identidad grabada, como la franja roja que surca la camiseta de nuestro club, en nuestros corazones, impregnada de compromiso, compañerismo y solidaridad. Compromiso que lleva a los jóvenes corazones de este pueblo a luchar, parando desahucios, pegando carteles o en las gradas de fútbol, donde algunas llevan 25 años ya: ¡felicidades vecinos bukaneros! Compañerismo que hace imposible que dejemos solas nunca a las nuestras, ni a quien hoy nos sonríe desde su celda pero que queremos que lo haga junto a nosotras ya: ¡Alfon libertad! Ni a aquellos que ven amenazada su libertad, como pasó con Manuel y ahora con Néstor. Y la solidaridad que nos hace comprender y empatizar con los sufrimientos y sueños de los demás, ya sea en Vallekas, Venezuela, Siria o Cataluña, para que se respete su voluntad.
Ese Vallekas que debe sin fisuras, como un puño cerrado morado, seguir golpeando al patriarcado, para que dejemos de contarnos más, y podamos vivir, ser y decidir sobre nuestros cuerpos con total libertad y legitimidad.
Es ese Vallekas feminista, alegre y combativo el que te anima a disfrutar, en este oasis de igualdad, compañerismo y solidaridad que durante unos días construimos al sureste de la capital, para mostrarte que los sueños se pueden hacer realidad si existe voluntad popular.
La Karmela resiste gracias a ti. Viva Vallekas. Viva La Karmela.
